martes, 23 de octubre de 2012

Un yacimiento romano en Peña Batida (y II)



2. MATERIALES DE ÉPOCA ROMANA. 2.1. Vasos cerámicos. 

     El reducido número de fragmentos documentados se limitan a un fondo de Terra Sigillata Hispánica y a un par de bordes y un fondo pertenecientes a dolia, grandes vasijas de almacenamiento. 

2.1.1. Terra Sigillata Hispanica 

     Se trata de la base de un cuenco de cuerpo en forma de segmento de esfera (al menos en la parte reconstruible en perfil), con pie anular alto. Las superficies interior y exterior están recubiertas de un espeso engobe rojizo de buena calidad. En el interior del fondo, en el centro dentro de una cartela cuadrangular alargada de bordes redondeados, aparece estampado en la arcilla fresca un sello, con caracteres latinos capitales, muy desgastados, de los que sólo puede leerse con claridad las dos últimas letras, la A y la E, formando nexo, Æ. Las pastas están bien depuradas, con la fractura algo tosca, desgrasante de grano fino de mica y materiales calizos o calcáreos. 

     Las primeras producciones de terra sigillata -denominada así por la característica presencia de sigillum o sellos con la marca del alfar de procedencia de las piezas- comenzaron en torno a mediados del siglo I a.C. en la Península italiana, parece ser que en el área de Etruria, por influencia de la cerámica helenística siriaco-alenjadrina (Beltrán 1990: 64). Se trata de las producciones conocidas como terra sigillata itálica. El éxito de estas cerámicas por el Mediterráneo, con su inconfundible barniz rojizo brillante de gran calidad, hizo que pronto empezasen a producirse en otros centros del Imperio. Surgen así la terra sigillata gálica o la terra sigillata hispanica, que es la que más nos interesa ahora. 


     A partir del siglo I d.C. las producciones itálicas y las gálicas, que en parte habían ganado terreno a las primeras en el cambio de Era, diversos talleres sitos en Hispania empiezan a producir su propia versión de estas vajillas de mesa de inspiración helenística. Será sobre todo desde época Flavia cuando las producciones se difundan con mayor fuerza, destacando entre la infinidad de pequeños centros productores los grandes núcleos alfareros de Tritium y Andújar (Mayet 1984; Roca Roumens 1977; Contreras et al. 1984; cfr. Roca Roumens - Fernández García 1998). 

     La pieza que nos ocupa, a pesar de su estado fragmentario, podría corresponderse con la forma Dragendorff 24/25. La calidad de los barnices apuntaría, posiblemente, a producciones tempranas, que podrían situarse en torno al último tercio del siglo I d.C. 

2.1.2. Los dolia. 

     Con esta denominación se conoce un tipo de vasos de grandes dimensiones, de cuerpos globulares u ovoidales, bases planas o convexas, bocas de gran diámetro con bordes engrosados. Estaban destinados al almacenamiento, principalmente de alimentos, tanto sólidos como líquidos. Debido al gran tamaño de estas vasijas y a la técnica con la que se fabricaban, los ejemplares que conocemos han llegado hasta nosotros en estado fragmentario y, por lo general, informando de una parte relativamente pequeña del vaso completo. Por esta razón, aunque la forma se documenta en todo el Mediterráneo romano, la tipología no está bien delimitada y definida a causa de estas dificultades a la hora de documentar individuos de perfiles completos o claramente reconstruibles (cfr. Py-Adroher-Sánchez 2001: 1063-1086; Vegas 1973: 117-118). 

      Una de las formas más comunes, la que posiblemente se corresponda con la aquí documentada, es la representada a partir de dos fragmentos de piezas distintas en este informe. Se trata de un gran vaso de cuerpo ovoidal, con boca ancha definida por un borde engrosado e inclinado hacia dentro, como una continuación del cuerpo, con base plana o, como en este caso, con una leve convexidad. Las pastas son toscas, de color beige, desgrasante abundante de grano medio y grueso de cuarzo, principalmente, con las superficies sin tratar. 

     Ya comentamos más arriba las dificultades para datar estas producciones, aunque por las características de la pieza podría proponerse una cronología altoimperial, entre los siglos I y II d.C. (cfr. Redondo y Zamora 1998: 220-221). 

Dolia: vaso de grandes dimensiones


2.2. MATERIAL DE CONSTRUCCION 

     Entre los fragmentos hasta ahora comentados se han documentado también algunos pertenecientes a tegulae. Las tégulas son placas rectangulares de cerámica con los extremos elevados, a modo de pestañas, que se empleaban para formar y cubrir los tejados durante la época romana. Se utilizaban en asociación con los llamados ímbrices, similares en forma a nuestras tejas árabes. Las tégulas se colocaban una junto a otra por sus lados mayores, haciendo coincidir las pestañas y encastrando sobre ellas un ímbrice que cubría y sellaba la unión formada por ambas pestañas en contacto. 

     Las tégulas están documentadas en prácticamente todo el Mediterráneo romano y fueron usadas tanto para su función original (cubiertas) como para otros secundarios (construcciones funerarias, por ejemplo). La clasificación tipológica de las mismas y su estudio se ve complicada por el estado fragmentario en el que suelen ser halladas. Así mismo, la variación formal parece radicar únicamente en las pestañas o rebordes, elemento que ha servido para establecer las clasificaciones propuestas hasta la fecha (Adam 1996: 230-231; Brodribb 1987; Giulani 1990). 

     En el caso que nos ocupa, se han documentado fragmentos de placa con pestañas de básicamente de un tipo: con reborde triangular. El primero de los ejemplares representados presenta un perfil más sinuoso y de apariencia más frágil respecto al segundo, de sección marcadamente triangular, y de perfiles más rectilíneos. 

     En cuanto a la cronología, poco más podemos precisar que un encuadre en época altoimperial, centrado entre los siglos I y II d.C. 

Restos de tégulas

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