viernes, 16 de noviembre de 2012

La efímera carrera taurina del Gran Potoco de Alcalá


Ismael Almagro Montes de Oca

     El Gran Potoco de Alcalá fue una de esos personajes “especiales” que han alcanzado la gloria de la inmortalidad en la memoria colectiva de nuestro pueblo. 

     Potoco vino al mundo como Ildefonso Delgado Chacón un 20 de abril de 1878 y desde pequeño dio muestras de ser una persona singular, viviendo entre los límites de la cordura y la locura, fascinado sobre todo por el mundo del toreo. 

     Fue un buscavidas, trabajando de contrabandista con perros amaestrados y muy hábil tallando figuras con su navaja, la misma que utilizaba para estampar su firma en los árboles de las veredas por donde pasaba: “El Gran Potoco de Alcalá”

     Este Quijote del Sur fue alimentando su locura, no con libros de caballerías, sino con crónicas taurinas y recortes de periódicos de faenas de toreros. 

Ildefonso Delgado Chacón

     Pero lo cierto es que Potoco tuvo su oportunidad como novillero en Alcalá. El periódico El Noticiero Gaditano recoge en la página 2 de su número 206 editado el 5 de julio de 1920 lo siguiente: 

“De Alcalá de los Gazules 

NOVILLADA 

Para el 25 del actual, festividad del Apostol Santiago, se celebrará en esta plaza de toros una novillada en la que habrán de lidiar seis novillos de una acreditada ganadería de la localidad, los novilleros Enrique González Moyano, de la Línea, y Alfonso Delgado Chacón (Alcalareño). 

Existe gran animación para esta corrida, pues hay grandes deseos de ver torear a nuestro paisano Alcalareño, de quien aseguran los que le han visto que es un excelente torero de inmejorable estilo.” 

     Por fin Potoco podría demostrar a sus paisanos el arte del que alardeaba y presumía. 

     Sin embargo, llegó el día de la corrida y Potoco salió de su mundo imaginario de pases magistrales para chocar cruelmente con la cruda realidad: 

“De Alcalá de los Gazules 

NOVILLADA 

Con regular entrada en la sombra y bastante floja en el sol verificose ayer la anunciada novillada, en la que actuaron de matadores Moyano, de la Línea y nuestro paisano el Alcalareño. 

Los cuatro novillos de capea de la ganadería de Gallego cumplieron. Los dos últimos de muerte de la ganadería de Candón fueron muy bravos. 

Moyano estuvo toda la tarde muy trabajador, sobresaliendo en un molinete y matando el toro que le correspondió de un pinchazo y una estocada. 

La decepción grande, el desengaño mayúsculo nos lo dio el Alcalareño. 

No hizo completamente nada, pues en toda la tarde no salió del burladero. 

Cuando le llegó la hora de matar después de un brindis muy lucido, le pareció el toro tan inmensamente grande que en toda la plaza no encontraba sitio a propósito, para pasarlo de muleta, por lo cual después de recibir un aviso sin haberse aun acercado al toro, tuvo que entregar muleta y estoque al banderillero Ildefonso Jordán, que pinchó varias veces en buen sitio, tirándose bien y con valentía hasta que dobló el toro de un pinchazo hondo. 

Bregando y banderilleando también estuvo muy bien este muchacho. 

Varita estuvo como siempre: banderilleando muy bien y bregando superior.” (1) 



     Aquel día, de golpe, acabó la carrera del “Alcalareño”, de aquel aspirante a torero, para convertirse definitivamente en el bufón tragicómico por el que será recordado: “el Gran Potoco de Alcalá”. 

Potoco (2º por la derecha)  en la Plaza de toros de Alcalá


NOTAS 

(1) El Noticiero Gaditano, diario de información y de intervención política. Página 3 del número 222. Año II. 27 de julio de 1920.

1 comentario:

  1. Muy bién, Ismael. y muy documentado. Es cierto, los saltos de la actividad tauromática en Alcalá.En la inauguración ( que yó la situaba por el 1903), en los años 14 al 18 debido a la inicitiava del alcalde D. Diego Centeno.. pero, parece que en 1931 toreó Belmonte y, otro salto, al 39/41, cuando actuaron los Tenerías Pepe y Paco, y unas carreras a caballo de "cinta".Hasta su fín y venta en 1944. Característica, para matar tópicos, se carectizó por la poca afición y por tando de recaudación, Fué ruinoso, para todos, priopiedad y organizadores. Lo escribe, José Díaz Rodriguez, biznieto de D. Pedro Montes de Oca Atienza, y heredero directo hasta su venta.

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