viernes, 4 de octubre de 2013

La casa natalicia del siervo de Dios, Diego de Viera


Artículo publicado en la Revista de Apuntes Históricos  2002

Fernando Toscano de Puelles

      Recientemente se ha podido hallar el acta de matrimonio de Juan Ángel de Viera y Mª Bernarda Márquez de Arjona (1), casamiento efectuado el 27 de enero de 1715. Son los padres del Fundador del Beaterio.

     En el testamento que otorga el cabeza de familia el 6 de octubre de 1751, es mencionada la casa de su morada, en Barrio Nuevo, y otra en la Plaza de la Cruz: términos imprecisos. Tal vez ambas estuvieran con alguna comunicación interior. De esto no podíamos deducir con certeza la casa en que nació en 1738 Diego de Viera, hijo menor del matrimonio.

     Recordemos que las poblaciones de la época carecían de los medios modernos para la más exacta identificación de casas y aún de las mismas calles. Fue la Real Orden de 2 de julio de 1834 la que estableció en España, por primera vez, las denominaciones de las calles y plazas. Antes se identificaron —a veces— las fincas por diversos procedimientos, como los usados con las manzanas y parcelas, numerando aquellas, y éstas dentro de las primeras.

     Por eso deben valorarse unas nuevas referencias de índole descriptiva, que ya permiten la localización de la casa natal vierana, la cual será desde ahora de un importante significado en la topografía y espiritualidad locales.

Diego de Viera

      En efecto, en 20 de agosto de 1770 se otorga escritura (2) otorgada por don Vicente de Viera y Márquez, Sargento Inválido Habilitado del Regimiento de Infantería de Andalucía, residente en Alcalá, en virtud de cuyo instrumento éste hace venta de un partido de casa a Don Diego de Viera, su hermano entero, Presbítero, Beneficiado y Cura de estas Iglesias, quien estaba presente - son términos del documento -. Se trata de “la parte de casa que en la calle de Osorio de esta Villa me cupo en parte prohindivisamente con mis hermanos en la partición jurídica que ante la Real Justicia y la presencia de D. Francisco Marchante Escribano numerario se actuó, que existe en las casas principales en que vivieron y murieron” sus padres. Dicha casa “linda por la parte de abajo asia la plaza de la Cruz con la Callejuela que sube a Barrionuevo por cuyo fondo es contigua a la que posee Domingo Noble que antes fueron de Francisca Lucia Ramírez viuda de Juan Albarez del Cristo, y por la de arriba con cassas de la capellanía que obtuvo Dn. Juan de Xerez y fundó Domingo Sánchez Alborsuna libre de tributos y todo gravamen”(...). El precio de esta venta fue de 550 reales de vellón, que el comprador había abonado ya.

     Completando la valiosa información antecedente, encontramos en el mismo Protocolo notarial gaditano la venta que hace Diego de Viera, no de una parte, sino de su parte de casa y de otras que quedaron unidas a la suya, declarando en término análogos, pero más completos, pormenores de interés. Esa nueva escritura es fechada el 22 de enero de 1776, y por ella Don Diego vende a Don José Vicario, en precio de 55.532 reales de vellón, “unas casas de havitación que tengo y poseo por mías propias en la Calle que nombran de Osorio lindes por la parte de abajo aria la Plaza de la Cruz con la callejuela que sube a Barrio nuevo por cuio fondo son contiguas a las que goza Domingo Noble que antes fueron de Francisca Lucia Ramírez viuda de Juan Albarez del Christo y por el lado de arriba con casas de la Cappellanía que fundó Andrés Domínguez Alborsuna de que fue Cappellán Dn. Juan de Xerez, compuestas de quatro cuerpos altos y uno bajo, saguán, patio, cavalleriza y cor. (3) y puerta abierta por dicho fondo a Varrio nuevo, excluyendo de esta venta la bodega y escriptorio que da al saguan propias ambas piezas de el Fray Francisco de Viera mi hermano religioso lego mínimo y también de la entrada y salida en dichas casas por ambas puertas pues para el uso de dicha bodega y escriptorio a de abrirlas por la Calle o callejuela a su costa y son libres de tributo obligación e ypoteca de que y de todo genero de gravamen las aseguro en cuia forma las hube y heredé de Juan Angel de Viera y de Da María de Arjona mis padres quienes las labraron a fundamentis en virtud de licencia que ganaron del Nobilísimo Ayuntamiento de esta Villa, hube también parte de ellas por herencia de mis hermanos y otra compré de Dn. Vicente de Viera Márquez, Sargento Inválido habilitado del regimiento de Infantería de Andalucía por escritura ante el presente Escribano” (4).

     Cada dato, como es lógico, tiene su valor: el padre común, que vivía de soltero y de viudo, tras un primer matrimonio, en casa de Barrio Nuevo, poseía otra casa en la Plaza de la Cruz - quizá en malas condiciones de conservación -, por lo que, ya constante su segundo matrimonio, obtuvo licencia municipal y labró desde cimientos una casa principal, sin duda edificada, no solo sobre el solar de la suya primitiva, sino con distribución nueva y mejor, portada adintelada que aún conserva prestancia y comunicada interiormente para la convivencia y exteriormente a los accesos o vías urbanas.

     En esta renacida mansión hubieron de nacer, al menos, los últimos hijos y, con certeza moral, el menor de todos, llamado Diego, el futuro Fundador. Este la hubo al fallecer los padres, juntamente con los restantes hermanos, en la parte proporcional y con el correspondiente proindiviso, y en tiempos posterior y por las visicitudes que en parte conocemos por los documentos, acrecentando su propiedad con varias accesiones.
Así, por ejemplo, Manuel de Viera, tercer hermano varón del Fundador, fallecido soltero en 4 de septiembre de 1766, declaró en el Poder para testar otorgado dos días antes: “yo tengo comunicado con Dn. Diego de Viera y Márquez, Presbítero, mi hermano, las cosas tocantes y pertenecientes a la disposición de mi testamento, por tener del susodicho entera satisfacción y confianza en el celo y cuidado que en ello tendrá” (5) (...). A continuación de esta escritura se inserta el testamento en virtud de poder otorgado y firmado por Dn. Diego como apoderado de su hermano. (6) Los herederos de Manuel fueron sus hermanos.

     En 26 de noviembre de 1774, se otorga por Dn. Diego, también en virtud de Poder, el testamento de su hermano mayor, Juan Esteban, igualmente soltero, de 55 años y paralítico en cama. En su disposición final, Juan Esteban declara asimismo herederos de sus bienes a sus hermanos y sobrinos, siendo por tanto don Diego heredero, albacea y apoderado.

     Entre estos bienes de Juan Esteban es mencionada “casa accesoria en la Plaza de la Santa Vera Cruz”. Murió tres días después de otorgar el documento. (7)

     Toca ahora la vez a Francisco, hermano de D. Diego, heredero de bienes de sus padres, pero que ingresó para lego en el Convento de los religiosos Mínimos de San Francisco de Paula (La Victoria). Las noticias que siguen casi todas figuran en la ya citada obra, pero es necesario repetirlas, pues aquí encuentran su cabal encaje.

     Después de su Profesión, fray Francisco — según dice Diego de Viera en 3 de abril de 1800 (8), heredó de sus padres “unos Quartos o havitaciones de cassas situados en la Plaza de la Cruz y Calle que nombran de la Miga”, bienes que estuvieron en poder de su Convento y parte de los cuales vendió este.

Calle Juan Mª de Castro, antigua calle de la Amiga

     Se ha documentado por otra vía (9) que, habiendo pedido el Rey un préstamo voluntario, el Padre Corrector de los Frailes Mínimos no encontró otro arbitrio para satisfacer la demanda — según el mismo Corrector expone — que vender “una asesoría que dicho nuestro Convento tiene suia propia, adquirida por muerte del Hermano Fr. Francisco Ángel cituada en la Plaza de la Cruz de dicha Villa”. La propiedad estaba lindera con otra del comprador, don Juan de Peñalosa y Escobar. Autorizó esta venta el Reverendo Provincial de los Mínimos, en Sevilla, 13 de julio de 1788.

     No obstante la cesión que narramos oportunamente, nuestro desprendido Beneficiado hubo de hacer otra expresa declaración, en Renuncia y Donación escrituradas dicho 3 de abril de 1800 — meses antes de su muerte — de que, habiendo resultado Don Diego, finalmente, el heredero abintestado de su hermano el Fraile, recayéndole aquella propiedad, conocida ahora esta imprevista circunstancia, se apresura a ejercer la renuncia legal, “mediante a que el dho. Dn. Diego, no tiene necesidad alguna de los sitados vienes y herencia”, por lo que desde que murió su hermano había cedido esos bienes al Convento alcalaíno, “atendiendo a su notoria pobreza, y que carece de rentas para sostener su comunidad.”

      De este modo, para resolver toda duda, se ratifica D. Diego en dicha cesión. Y más aún, ya fuera de la estricta obligación: el Beneficiado consigna también que a sus sobrinos D. Juan y D. Francisco Briones, hijos de su fallecida hermana Inés, vecinos de Alcalá de los Gazules y Medina Sidonia respectivamente, y aunque estos no puedan ser herederos del fraile según la Ley, con todo, Don Diego les había hecho, desde 1788, donación graciosa de dos casas que tuvo totalmente suyas, sitas en la plazuela de Santo Domingo, esquina a la calle que va a las Peñas del Corral, para que gocen de sus rentas por los días de la vida del otorgante.

      De esta forma conocemos lo esencial acerca de la identificación, orígenes y avatares del notable edificio que nos ocupa. Pero siempre caben nuevos matices...

      Si la citada parte de casa del Sargento D. Vicente daba al callejón de Osorio, quizá el resto que poseía D. Diego, y las restantes porciones (menos la de titularidad del fraile y subdivisiones de los sobrinos) parece que estarían hacia abajo, antes de la esquina entre la Plaza y la “calle o callejuela” que sube a Barrio Nuevo, es decir la llamada en 1761, y mucho tiempo después “calle de Osorio que oy nombran de la Miga o Amiga” (10), y actualmente de Juan María de Castro. El callejón de Osorio (Es curioso que también en Cádiz exista un callejón de Osorio, en el campo del Sur) toma su nombre de una familia que habitó allí hasta los mismos tiempos de Viera. En 22 de julio de 1743 se vende un cuarto de la casa que fue morada de la difunta Dª Juana Jiménez de Osorio — que esta misma escritura de venta llama también Dª Juana Osorio.- (11) La casa “está en la calle que llaman de Osorio”, y la señora fue dueña de la casa entera. La calle hoy mantiene ese nombre, pero la denominación ha quedado ya reducida sólo a la primera apertura, subiendo de Juan María de Castro, a la derecha, careciendo de salida.

Calle Osorio

      También encontramos un texto de 1867 en el que a tal calle se le da la denominación popular de "callejón de la Tía Navarra".

     La puerta principal de esta antigua casa de los Viera siempre estuvo y permanece en la Plaza de la Cruz; conserva aún planta y dos pisos, patio, etc. La portada, adintelada y apilastrada, de muy digna prestancia.

     Esta casa hoy no se comunica, como antes, con las contiguas de la calle de Osorio — como la de la familia Almagro Pizarro — bien porque sean parcialmente de construcción posterior a la de los Viera, o por segregaciones y reformas; no puede desconocerse la transformación sufrida en la misma encrucijada callejera que aquí se forma y que induce a cierta confusión en trazados y denominaciones. Ténganse presente las libres actuaciones que entonces realizaban los particulares, y que este cruce urbano estaba — todavía estuvo hace pocas décadas- en verdadera inestabilidad y cambio.

     La casa de los antiguos Vieras, implantado ya el sistema moderno de identificaciones de edificios, llevó en su portada el número 53 de la Plaza, cambiando en la vigente reforma al actual número 1. Es propiedad de las hermanas Muñoz Caballero, vinculadas familiarmente a la noble memoria de aquella gran bienhechora de la Iglesia de Alcalá, de su Patrona, sus religiosas, sus escuelas y sus pobres que fue Dª Rosa Moreno Díaz (fallecida en 1927). Y es curioso: Dª Rosa, como una de sus buenas obras, acogía en esta casa a varias niñas, impartiéndoles gratuitamente diversas enseñanzas.

      Con la elocuencias de los hechos, concluimos que dicha importante mansión, toda o en su mayor parte, recayó como propiedad de Diego de Viera y que éste, con ser la casa paterna y en la que nació y habitó largo tiempo, no vacilaría en abandonarla en su momento para estar habitando en su Obra Pía, el proyecto apostólico al que sirvió hasta sacrificarle todos los afectos humanos. Para estos fines, no dudó tampoco en vender sus partes de casa y aplicar el dinero obtenido a la nueva mansión que le requería toda entrega.

     De modo providencial, la familia entera derivó una porción de sus bienes hacia aquel noble fin, más o menos entrevisto. Justo parece colocar alguna vez en esa portada venerable de la Plaza —con los debidos permisos— un recuerdo epigráfico, cuando menos, del natalicio del fundador. Es sugerencia y homenaje en la alta ocasión del II Centenario de la muerte del Siervo de Dios.

NOTAS

(1) Partida de amonestaciones y desposorios en Alcalá de los Gazules, Parroquia de San Jorge, Libro 9, folio 76. A continuación se insertó el registro de las velaciones, el 12 de febrero de 1718.

(2) Archivo Histórico Provincial de Cádiz Protocolo de Alcalá de los Gazules, Escribanía Pública de Miguel Nicolás de Silva, tomo 70, folios 120 -121 vuelto.

(3) ¿Corraliza?

(4) Archivo Histórico Provincial de Cádiz, sección de Alcalá de los Gazules, protocolo del escribano público don Miguel Nicolás de Silva, tomo 140, folio 10 y siguientes.

(5) A.H.P., Prot. Alcalá de los Gazules, t. 123, folios 59 - 59 vto. por ante el Escribano  Francisco Manuel García.

(6) Ante García, 7 de septiembre de 1766, folios 60 - 60 vto..

(7) Poder de 26 de agosto de 1763; A.H.P.., sección de Alcalá, t.271, f.76. F. Toscano, Historia de la Congregación - Beaterio..., p. 27)

(8) A.H.P., Prot. de Alcalá de los Gazules, Escritura de Renuncia y Donación otorgada por D. Diego de Viera Márquez a 3 de abril de 1800, por ante el Escribano Público D. José Gómez Delgado.

(9) A.H.P., Prot. de Alcalá de los Gazules, t. 359, folios 162 y ss.

(10) A.H.P., Prot. de Alcalá de los Gazules, t. 287, 1.108.

(11) A.H.P., Prot de Alcalá de los Gazules, t. 275, folios 127 - 128 vto., ante Francisco Marchante.

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