viernes, 28 de noviembre de 2014

Muerte de un contrabandista en 1921



Ismael Almagro Montes de Oca


    La madrugada del 13 de julio de 1921 se produjo un encuentro en el término de Alcalá entre carabineros y contrabandistas de tabaco, saldándose con la muerte de un contrabandista. Algunos periódicos de la época recogieron la noticia en sus páginas.  Así se narraron los hechos en "La Correspondencia de España:"

“BRILLANTISIMO SERVICIO

Los carabineros, después de un tiroteo, dan muerte a un temible contrabandista

(DE NUESTRO SERVICIO ESPECIAL)

Alcalá de los Gazules bajo el terror de un bandolero.

      CADIZ, 16.- Desde Alcalá de los Gazules dan cuenta de un suceso que hace revivir en la memoria las hazañas de los célebres bandidos andaluces.

      Hace mucho tiempo que los carabineros de Alcalá de los Gazules venían siguiendo a un sujeto peligroso, mitad bandolero y mitad contrabandista, que tenía atemorizados a los habitantes de aquella comarca, y en una situación ¿desa….? a las fuerzas de aquel instituto, pues lo mismo asaltaba y robaba a los honrados caminantes que, burlando la vigilancia de los del Resguardo, pasaba grandes cantidades de mercancías, principalmente tabaco.

     Pedro Díaz Jiménez, que así se llamaba este individuo, tenía una fama que agrandaba su temible figura en el concepto de las gentes de esta zona.

     De treinta años de edad, valiente y bien armado, paseaba su majeza por los campos andaluces sin temor a encontrarse con los carabineros, con los cuales ya había cambiado algunas balas en diferentes ocasiones.

     Pero siempre la suerte le acompañaba, y Pedro ponía en salvo los importantes cargamentos que, por imperio de su firme voluntad, estaban exentos de pagar los correspondientes derechos aduaneros.

     Las casas de campo también fueron visitadas por el joven aventurero, al que protegía el miedo de los humildes campesinos, deseosos de no caer en la desgracia de Pedro.

Una confidencia

     Hace cinco días, los carabineros de Alcalá de los Gazules tuvieron una confidencia: Pedro Díaz organizaba la realización de varios alijos.

     Al mismo tiempo se supo que el contrabandista había detenido un automóvil de la matrícula de Málaga, apoderándose de doce arrobas de tabaco que conducía.


Carabineros en la procesión del Corpus, bajando por la calle Sánchez Díaz

Se entabla el tiroteo

     Distribuidas las fuerzas hace tres días, el día 12, al anochecer, los carabineros que pasaban por el monte de las Pedrizas divisaron a Pedro, que marchaba al lado de una caballería cargada con grandes fardos.

     La escopeta en bandolera y otras particularidades delataron al bandolero, quien se dio rápida cuenta de la presencia de los carabineros, aprestándose a la defensa.

     Un minuto más tarde, Pedro Díaz, desde unos peñascales, rompía el fuego contra la fuerza pública, y los carabineros, sabiendo con quién tenía que habérselas, se apresuraron a contestar.

     Los primeros disparos se perdieron; pero la tercera bala del contrabandista dio en el fusil a uno de los carabineros, éstos afinaron la puntería, y Pedro cayó muerto de dos balazos en la cabeza y pecho. El segundo le atravesó un pulmón.

Júbilo en Alcalá- Llegada de los jefes del Cuerpo.

     El cadáver de Pedro Díaz Jiménez fue conducido a Alcalá de los Gazules, donde al saberse la noticia produjo gran contento, pues el citado contrabandista había cometido grandes fechorías en todo el contorno.

     Los carabineros han sido muy elogiados por este servicio.

     El bandolero muerto llevaba una caballería cargada de grandes fardos de tabaco, una escopeta con numerosos cartuchos, otro fusil y una pistola browning con varios cargadores.

     En la cartera se le encontraron varios billetes y 200 pesetas en plata. También se le encontró una navaja de grandes dimensiones.

     Con motivo del suceso de fueron a Alcalá el coronel de Carabineros D. Eladio Soler, el jefe de la Comandancia D. Eliseo García del Moral y los capitanes ayudantes y secretario de instrucción que han de entender en el sumario.” (1)

carabineros

           Otro periódico, "El Noticiero Gaditano" ampliaba la información, ofreciendo más detalles, como los nombres de los carabineros participantes en la acción: 


" La fuerza de Carabineros de Alcalá de los Gazules, ha realizado una aprehensión de dos grandes bultos de tabaco que en una caballería conducía un sujeto, natural de Málaga y contrabandista de profesión. 

      Serían próximamente las dos y media de la madrugada del día 13, cuando un grupo de carabineros formado por los que prestan servicio en aquel puesto, Antonio Vela Pulido, Milagros Conde García y José de la Calle Torres, advirtió la presencia de gente sospechosa a pie y a caballo, por lo que dió la voz reglamentaria de ¡Alto a los carabineros!

      La mayoría de los que formaban en la expedición huyeron a la desbandada en todas direcciones, perseguidos por una pareja y favorecidos por la oscuridad de la noche.

      Uno de los montados, no huyó sino que montó la escopeta que llevaba, e hizo dos disparos contra el carabinero Antonio Vela, el cual se salvó milagrosamente de una muerte segura, pues uno de los proyectiles dió en la caja de su carabina cuando la tenía en disposición de cargarla, abriendo en ella un enorme boquete, tropezando en la base del arco del guardamonte y desviando la dirección que salió perforando uno de los delanteros de la guerrera: de no dar en la caja, el proyectil, de desmesuradas proporciones y de forma irregular, hubiera penetrado en el vientre del carabinero con las naturales consecuencias.

      Este disparó su carabina contra el contrabandista,atravesándole de un balazo que le ocasionó la muerte.

      Reunida la fuerza de servicio, se hizo cargo del individuo muerto, que por algunos documentos que llevaba en su cartera, parece ser de la provincia de Málaga y llamarse Pedro Díaz Jiménez, de un caballo cargado con dos grandes bultos de tabaco de contrabando, y de todos los efectos que conducía, entre otras cosas, una escopeta de fuego central, una canana de cartuchos cargados la mayoría con bala, una pistola browing con 32 cápsulas, una navaja de grandes dimensiones, dos billetes de cien pesetas en una cartera, y once pesetas y quince céntimos en plata y calderilla.

 

    La opinión entre la gente de Alcalá es que se trata de un sujeto de pésimos antecedentes, que cobra el barato entre los de su clase y para el que podía augurarse un fin como el que ha tenido.

      Con motivo de este suceso, han estado en Alcalá de los Gazules informándose, el coronel subinspector de Carabineros señor Soler y teniente coronel jefe de la Comandancia señor García del Moral.

     El capitán del Cuerpo, don Rafael Gual, instruye diligencias sumariales en calidad de juez Instructor y se encuentra en Alcalá con dicho fin." 
(2)


NOTAS

(1) Edición del sábado 16 de julio de 1921 de "La correspondencia de España"  Año XLV Nº 13347 Página. 4

(2) "El Noticiero Gaditano.  Diario de información y de intervención política" Edición del viernes 15 de julio de 1921. Año III Número 802 pag. 1

viernes, 21 de noviembre de 2014

Cronología taurina de Alcalá (I)


Ismael Almagro Montes de Oca


       Desde que se inaugurara la plaza de toros de Alcalá el 2 de septiembre de 1893 con una corrida con los diestros Paramio y Agualimpia, casi todos los años, coincidiendo con las ferias, se celebraban espectáculos taurinos en su coso, sobre muchos de los cuales, vamos a hablar en las siguientes líneas, haciendo un recorrido por la historia taurina a través de las crónicas y noticias que he podido recopilar. 

      No hubo grandes figuras pisando el albero, sino valientes jóvenes intentando labrarse un futuro y a veces, la afición local pudo disfrutar de los sueños de paisanos que se arriesgaban ante las astas de becerros y novillos, procedentes la mayoría de las ocasiones de ganaderías de la zona. 

      Seguramente se celebraron más corridas de las que doy cuenta, pues hay vacíos de varios años, pero las aquí recopiladas nos pueden ayudar para conocer mejor medio siglo de la historia taurina de Alcalá. 

     Como hemos mencionado, la plaza alcalaína se inauguró en 1893. Es de suponer que en los años siguientes hubo otras corridas, pero no será hasta agosto de 1896 cuando tengamos noticia de otro evento taurino, recogido brevemente en las páginas del periódico jerezano “El Guadalete”:

      “Se autorizan capeas de reses en Alcalá de los Gazules para el dia 15 y en Villaluenga del Rosario para los días 5, 6 y 7 del próximo mes” (1)


        Un mes más tarde, el 20 de septiembre, tendrá lugar otro espectáculo, esta vez organizado por jóvenes de la localidad para recaudar fondos con los que sufragar las nuevas andas que se habían realizado para la Virgen de los Santos, tras el robo sufrido en su ermita en 1894. Siguiendo la costumbre de la época, de los 6 animales tan sólo se mataban los dos últimos:

       “Se ha autorizado la celebración de una becerrada, el domingo 20 del actual, en Alcalá de los Gazules, en la que se lidiaran seis becerros, cuatro de capea y dos de muerte.

      El espectáculo ha sido organizado por varios jóvenes del pueblo, con objeto de allegar fondos para el completo pago de las andas compradas á la Patrona de Alcalá, Nra. Sra. de los Santos.” (2)

      Justo un año después, en septiembre de 1897, tenemos noticia de la siguiente corrida celebrada en el coso alcalaíno, con participación de ganadería local. La revista especializada “El Enano” publicó la crónica de la jornada:

      “En Alcalá de los Gazules se celebró el día 29 una novillada en la que se lidió ganado de D. Pedro Mariscal, que fué bueno, excepto el primer toro, que tenía aviesas intenciones.

      El diestro Alvarito fué el encargado de estoquear, quedando medianamente en el primero y superior en el último.” (3)

       Posiblemente, la citada revista se equivoque en la fecha de la corrida, puesto que existe una crónica aparecida en “El arte de los Toros” que la sitúa en el día 25. Esta crónica, aparte de ofrecer más datos sobre la misma, presenta la particularidad de estar escrita en verso:

Alcalá de los Gazules 25.

Resultaron los toretes
Que en Alcalá se lidiaron,
Tan solamente, lectores,
Medianos.

De matador actuaba
Un arrojado muchacho
Que se titula Alvarito
Y sumamente arrojado.

Estuvo con el capote 
Hecho todo un torerazo,
Alcanzando con el pincho
Muchos bravos,

Principalmente, lectores,
En el último morlaco.
Entre toda la cuadrilla
Sobresalió Bejarano,

Que me gustó, pero mucho,
Pareando.
Y, en fin, para concluir:
Hubo público mediano, que quedó muy satisfecho
Del festejo taurómaco.” (4)


       No será hasta la feria de septiembre de 1899 cuando volvamos a tener noticias de la celebración de varias corridas en Alcalá, todas con la participación del torero gaditano José Villegas Perea “Potoco”. No cabe duda que nuestro paisano Ildefonso Chacón pudo ver torear a este diestro en el ruedo y tomar su apodo taurino en referencia al mismo, siendo conocido para la posteridad como “El Gran Potoco de Alcalá”:

       “Durante los días de feria de Alcalá de los Gazules se celebrarán capeas de reses bravas con novillos de muerte, que serán estoqueados por Potoco.” (5)

       A partir de esta fecha se produce un vacío, que bien pudo estar provocado por la falta de empresa que gestionara la plaza, puesto que no tenemos detalles de corridas en las ferias, sino breves noticias referentes a abril y a la festividad de San Juan.

      En enero del año 1900, la prensa confirma tres corridas en el mes de abril:

      “Cartera taurina

      El novel diestro portuense Julio La O. (el Panadero) ha sido contratado para tres corridas, que se han de celebrar en Alcalá de los Gazules en el mes de abril.” (6)

       Nuevamente se produce un vacío de varios años, pues hasta 1904 no encontramos nuevas noticias relativas a la celebración de corridas, esta vez celebrada el 24 de junio:

   
   
El dia 24, festividad de San Juan, se lidiarán en Alcalá de los Gazules, seis novillos de D. Antonio Díaz, los que serán estoqueados por los aplaudidos matadores Alcalareño y Caballero.

       El resto de la cuadrilla lo componen los banderilleros José Ronda, Morenito; Leonardo Guevara, Gaditano; Diego Fuentes, Manuel Jimenez Trayeta y un puntillero, todos de Cádiz.” (7)

     

        Sobre uno de estos novilleros, aparece una breve reseña de las corridas celebradas en diversas plazas de la provincia:

       “El matador de novillos Leonardo Guevara ha toreado en la pasada temporada de 1904 siete corridas en las plazas de San Fernando, Alcalá de los Gazules, Puerto Real y San Roque.” (8)

       Las noticias en los años venideros son muy escasas pues tan solo consta la celebración de una corrida el día de San Jorge de los años 1905 y 1906, según la información de “La Guía taurina” y eso, caso de haberse celebrado, pues en la guía no se asegura:

       “Plazas de toros provisionales de España.

       Pueblos donde, sin haber Circo taurino, se celebran corridas de poca importancia, y fechas en que suelen verificarse dichas fiestas.

     Idem (provincia) de Cádiz.-Algodonales (26 de Julio).- Alcalá de los Gazules (23 de Abril)” (9)

        Cuatro años más tarde, en 1910, la revista “El consultor taurino” menciona en una escueta nota la celebración de una corrida el día 26 de julio:

      “Plazas de toros provisionales de España.

     Alcalá de los Gazules, 26 de julio” (10)

        Es posible que en estos años se celebrasen algunas becerradas con el concurso de jóvenes locales, que ni siquiera quedaron recogidas en la prensa. Sea como fuere, parece ser que hasta 1911 no se retomó una actividad más seria en el ruedo alcalaíno, pues en dicho año tendrían lugar nada menos que cuatro espectáculos, los dos primeros coincidiendo con la feria de mayo los días 9 y 11, otra novillada el 26 de junio y la última el 25 de julio:

  “Dia 9 (mayo 1911).- Alcalá de los Gazules, de Cámara, <<Serranito>> y <<Navarrito>>

“Dia 11 (mayo 1911).- Alcalá de los Gazules, de Salas, Rafael Alarcón y <<Marinero>>” 

“Dia 26 (junio 1911).- Alcalá de los Gazules, Juan Gonzalez y Angel Sala” 

“Dia 25 (julio 1911).- Alcalá de los Gazules, Rafael Alarcón y <<Quinito II>>” (11)


      Pasados dos años, en 1913, coincidiendo con la feria de mayo, el Hermano mayor de la cofradía del Nazareno, Diego Centeno del Manzano, intenta organizar una corrida para recaudar con los que sufragar el nuevo túnico que se le había confeccionado al Nazareno, tal como quedaba plasmado en el segundo número del periódico local “El Defensor Alcalaíno”:

       “Se nos asegura que para feria del presente mes de Mayo, se celebrará a beneficio de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno, para sufragar los gastos del nuevo y lujoso túnico, que por iniciativa del Presidente de dicha Cofradía don Diego Centeno del Manzano, ha lucido tan venerada imagen en las pasadas fiestas de la Semana Santa.” (14)

       Sin embargo, debió de haber algún contratiempo pues esta corrida no llegó a celebrarse en la feria de mayo sino en la festividad de San Juan, escribiendo el corresponsal Juan Benítez la crónica de la corrida para el periódico taurino “Palmas y Pitos”

       “Alcalá de los Gazules. 24 Junio 1913 

     Con buena entrada y presidida por cuatro hembras dislocantes se celebró una becerrada a beneficio de la Cofradía del Nazareno. 

     Los becerros corridos cumplieron regularmente. 

      El primer espada, apático y desgraciado. 

     Juanito Pacheco, que figuraba en segundo lugar, puso cátedra toreando de capa, y con la muleta hizo una faena colosal, belmontina y de torerazo; al dar un pinchazo en hueso se lastimó la mano derecha, concluyendo con su enemigo a fuerza de riñones. El público premió con una ovación estruendosa la labor del valiente chiquillo.” (15)


      Consta entre la documentación de la cofradía del Nazareno, el ingreso el 21 de noviembre de 1913 del dinero recaudado en el evento: 

     “Entregado por el hermano Mayor Resultado de la corrida por la iniciativa de D. Diego Centeno 500,20” (16)

       Aparte de esta corrida, tuvo que celebrarse otra el 26 de julio, fecha reseñada en “El consultor taurino” (17) y que posiblemente sea en la que participe un novillero que estaba alcanzando cierta fama en la época, el cordobés Machaquito II:

      “El cordobés Enrique Ruiz (Machaquito II) toreará dos novilladas en Puertollano, una en Tolosa, otra en Alcalá de los Gazules, dos en Almadén, una en Palencia, otra en Oviedo y otras en distintas plazas.” (18)


      Posteriormente debió producirse otro decaimiento en las celebraciones, pues incluso el Anuario Taurino de 1915 se hace eco de una corrida suspendida que estaba prevista para el 29 de septiembre con la participación del diestro Juan Montenegro:

      “Por informalidades de las empresas no toreó el 29 de Septiembre de Alcalá de los Gazules.” (19)



NOTAS

(1) Edición del 13 de agosto de 1896 de “El Guadalete periódico político y literario” Año XLII Número 12402, pág. 2 

(2) Edición del 19 de septiembre de 1896 de “El Guadalete periódico político y literario” Año XLII, Número 12434 pág. 2 

(3) “El Enano” edición del 7 de octubre de 1897. Número 337 Año IV pág. 3

(4) “El Arte de los Toros, revista ilustrada” edición del 10 de 0ctubre de 1897. Número 45, Año II, pág. 4.

(5) Edición del miércoles 30 de agosto de 1899 de “La Publicidad”, Año IV, nº 1254 pág. 3 miércoles.

(6) Edición del martes 23 de enero de 1900 de “La Publicidad” Año V, nº 1397 pág. 3 

(7) La noticia aparece en la página nº 2 de “La Correspondencia de Cádiz” en su edición del 22 de junio de 1904. Año XXIX Número 6609. 

(8) Edición del 25 de febrero de 1905 de “La Fiesta nacional, semanario taurino” Año II Número 48 pág. 13.

(9) “Guía taurina”. Años 1905 y 1906. Pág. 105-106.

(10) “El consultor taurino” 1910 pág. 

(11) Datos recogidos en “Toros y toreros en... detalles y apreciación de la última temporada taurina” 1912. Año IX 

(14) “El Defensor alcalaíno” Edición del 4 de mayo de 1913. Año 1 nº 2 pág. 3 

(15) Periódico “Palmas y pitos”. Edición del 7 de julio de 1913 Año I Número 16 pág. 6 

(5) Libro de actas de la cofradía del nazareno Nº 4º folios 33-34. Acta de la reunión del 21 de noviembre de 1913. 

(16) Libro 5º de cuentas de la cofradía del Nazareno, folio 14.

(17) “El consultor taurino” Año 1913. Época SEGUNDA, pág. 171

(18) Edición del 21 de abril de 1913 de “El defensor de Córdoba”

(19)Anuario taurino” de 1915 pág. 123

viernes, 14 de noviembre de 2014

La villa de Alcalá de los Gazules: un enclave fronterizo del reino de Sevilla en la Baja Edad Media (III)




      Durante 1284 y 1285 Alcalá de los Gazules, al igual que otros muchos lugares del reino de Sevilla, se vio sometida a las continuas devastaciones que protagonizaron los benimerines desde la muerte de su reciente aliado, Alfonso X, en enero de 1284. El nuevo rey, el rebelde Sancho IV, se vio obligado, en la primavera de 1285, a romper el cerco que había impuesto Abu Yusuf a la ciudad de Jerez. El ejército meriní tuvo que replegarse hacia el sur, pero Sancho IV no pudo atacar a los hombres de Abu Yusuf debido a problemas de abastecimiento en sus tropas: “E desque el Rey vio que non podía llevar a aquella batalla, envio bastecer los castillos de Vejer e de Medina Sidonia e Alcala de los Gazules, e él óvose de tornar para Sevilla” (33).

      Por fin, en el otoño de 1285 se llegó a una tregua de cinco años, pagando el rey benimerín a Sancho IV “dos cuentos e medio” de maravedíes (34). Casi inmediatamente, en diciembre del mismo año, Sancho IV adoptó una medida similar a la que llevó a cabo su padre en 1279: reforzarla primera línea de choque frente a los benimerines, formada por Vejer, Alcalá y Medina, cediéndola en bloque a la Orden de Santiago (35). Además, con esta donación el nuevo rey castellano recompensaba la decisiva ayuda que meses antes le había prestado la Orden de Santiago, con su maestre don Pedro Fernández de Mata a la cabeza, para romper el cerco que habían conseguido imponer los benimerines sobre Jerez (36). En el privilegio de donación, el rey de Castilla sólo se reservaba la “moneda forera e justiçia, sy la ellos no fizieren, e mineras” ya que se cedía a la orden santiaguista, no sólo las tradicionales atribuciones territoriales y jurisdiccionales, sino también derechos que solían pertenecer a la Corona, como los derivados de los puertos de mar, las salidas o el patronato regio sobre las iglesias. En el documento se menciona también la creación de un convento en Alcalá y otro en Medina. El triángulo formado por las tres localidades, en la avanzada de las defensas cristianas frente a Tarifa, Algeciras y Ronda, quedaba así coordinado bajo un mismo mando, cuya primera tarea sería la de fortalecer la repoblación, aprovechando la tregua vigente (37).

      Pero como ocurrió con la donación de Alfonso X, la de Sancho IV a la Orden de Santiago no se consolidó, debido a causas poco conocidas, pues a los pocos años las villas habían vuelto al realengo: en 1288 se efectué el primer repartimiento de tierras en Vejer por orden del rey, sin mencionar para nada a los caballeros santiaguistas, y lo mismo ocurre con la documentación de Medina Sidonia en los mismos años (38). R. Sánchez Saus considera la incidencia de varios factores para explicar el fracaso de las Ordenes Militares, y especialmente el abandono por parte de la de Santiago del proyecto de repoblación y defensa de la línea Vejer-Medina-Alcalá (39):

- El desplazamiento del centro de gravedad de los intereses de las Ordenes Militares, tras la creación de las encomiendas de Morón, Osuna y Estepa, hacia la campiña sevillana.

- La mayor eficacia y dinamismo mostrados, tanto en la defensa como en la repoblación de una zona inmediata al área de desembarco meriní, por el señorío laico, encarnado en figura tan excepcional como Alfonso Pérez de Guzmán.

- La mayor preocupación de las Ordenes Militares por la política interna del reino y por sus propios problemas institucionales.

- Por último, es posible que instituciones tan poderosas como las Ordenes Militares enajenasen sus donadíos, faltas de un verdadero interés por unas tierras peligrosas y de escasa rentabilidad económica, por el mismo hecho de la falta de población.


     Al finalizar la tregua de 1291 se volvió a la guerra entre castellanos y marroquíes, pero en esta ocasión Sancho IV consiguió tomar una de las principales bases meriníes con la conquista de Tarifa, plaza clave en los desembarcos de los invasores africanos. Sancho IV contó en esta campaña con la alianza del rey de Granada, que a su vez tomó a los meriníes la plaza de Estepona. Sin embargo, la negativa del castellano a entregar al rey nazarí la recién conquistada Tarifa produjo una inversión de alianzas, con el acercamiento de granadinos y benimerines, que pronto se tradujo en el asedio que ambos ejércitos musulmanes sometieron en 1294 a Tarifa, cuya defensa había sido confiada a Alfonso Pérez de Guzmán (40)

      Inmediatamente, el rey castellano reaccionó organizando una flota para socorrer a Tarifa y reforzando el sistema defensivo y de abastecimiento de la frontera terrestre. Las cuentas de estas campañas de Sancho IV de 1294 se han conservado y han sido editadas por M. Gaibrois de Ballesteros (41); gracias a ellas podemos precisar la importancia de Alcalá en la organización defensiva de la zona del Estrecho.

     Los gastos destinados a la defensa de la frontera terrestre se elevaron en 1294 a 222.026 maravedíes, de los cuales algo más de la quinta parte, 45.170 maravedíes exactamente, correspondieron a Alcalá de los Gazules. Las villas vecinas de Arcos, Vejer y Medina Sidonia recibieron respectivamente 40.900, 36.664 y 23.352 maravedíes (42). La cantidad destinada a Alcalá se desglosa en las siguientes partidas:

- Tenencia de don Alfonso Pérez 10.000

- Los 3 jefes de los setenta peones 27.280

- Velas, montaraces, porteros, atalayadores 5.400

- Un requeridor 3.240

- Otros peones que cabalgarían fuera de la villa 250

TOTAL 45.170 mrs. (43). 

     A esta cantidad habría que añadir los 3.000 maravedíes invertidos en la fábrica del castillo de Alcalá (44). Otro capítulo importante de gastos lo supuso el abastecimiento de la villa y castillo de Alcalá, realizado desde Jerez, consistente en 170 cahices de pan —150 para almacén y 20 para el concejo—, que en poco más de dos meses transportaron ocho recuas (45). En definitiva, todas estas cifras ponen de manifiesto la importancia estratégica que Alcalá de los Gazules tenía como punto avanzado en la línea fronteriza castellana, y más aún desde la conquista de Tarifa.

      La ocupación de Tarifa por los castellanos, uno de los principales jalones en la llamada «batalla del Estrecho», significó un considerable aumento de la seguridad para Vejer y su tierra, como lo evidencia el segundo repartimiento efectuado en 1293 (46), pero no ocurrió lo mismo para los términos de Medina Sidonia y, sobre todo, de Alcalá, que seguirían siendo directamente fronterizos con las posiciones musulmanes (47) hasta las conquistas de Jimena y Castellar ya en el siglo XV y, especialmente, de la serranía de Ronda hacia 1485 (48)



NOTAS

(33) Crónica de Sancho IV, ob. cit, p. 72.

(34) Ibíd, p. 72.

(35) 1285, diciembre, 10. Badajoz. 

       M. A. LADERO QUESADA-M. GONZÁLEZ JIMÉNEZ “La población en la frontera de Gibraltar...”, ob. cit, doc. 6.

(36) R. SÁNCHEZ SAUS, “Las órdenes militares en la provincia de Cádiz”, en Cádiz en el siglo XIII. Cádiz, 1983, p. 56.

(37) M. A. LADERO QUESADA-M. GONZÁLEZ JIMÉNEZ “La población en la frontera de Gibraltar...”, p. 11.

(38) Ibid., p. 11.

(39) R. SÁNCHEZ SAUS, “Las órdenes militares…”. ob. cit., pp. 61-62.

(40) M. GONZÁLEZ JIMÉNEZ, Historia de Andalucía, II.., ob. cit., p. 117.

(41) M. GAIBROIS DE BALLESTEROS, Historia del reinado de Sancho IV. I, Madrid, 1922; Id., «Tarifa y la política de Sancho IV de Castilla», en .R.A.H. vol. LXXIV y LXXV.

(42) F. GARCÍA FITZ. “La frontera castellano-granadina…”. ob. cit., p. 32.

(43) F. GARCÍA FITZ. Andalucía en la época de Sancho IV. Sevilla, 1985 (tesis de licenciatura inédita), anexo del capítulo II («Gastos de la campaña militar de 1294»).

(44) Ibid., capitulo II.2.2.

(45) F. GARCÍA FITZ. “La frontera castellano-granadina…”. ob. cit, pp. 34 y 35.

(46) La edición y estudio de los repartimientos de Vejer, entre ellos el de 1293, en M. A. LADERO QUESADA-M. GONZÁLEZ JIMÉNEZ, «La población en la frontera de Gibraltar…», pp. 64 a 118 (separata).

(47) C. TORRES DELGADO, “El antiguo reino nazarí de Granada...”, ob. cit., p. 343; M. GARCÍA FERNÁNDEZ, El reino de Sevilla en tiempos de Alfonso XI, Sevilla, 1989. pp. 53 y 74.

(48) Antes de la conquista de estas plazas, en el siglo XIV la frontera castellano-granadina en su sector sur-occidental estaba constituida, por parte castellana, por las tierras de Morón, Puebla de Cazalla, Arcos, Jerez, Medina, Alcalá de los Gazules y Tarifa; las plazas nazaríes de vanguardia, enclavadas en los cerros más altos y perfectamente enlazadas con las interiores, eran Jimena, Castellar y las torres de Guadarranque, Carboneras y Palmones, hasta finalizar la línea fronteriza por Algeciras hasta las proximidades de Tarifa. C. TORRES DELGADO, El antiguo reino nazarí de Granada, ob., cit., Pp. 242-243.

viernes, 7 de noviembre de 2014

Verdades y mentiras en torno al Bronce de Lascuta (y III)




      Emil Hübner en su Colección de Inscripciones latinas fija el hallazgo entre 1866 y 1867 y es aquí donde entra en juego mi teoría. 

     El bronce no apareció en la Mesa del Esparragal, sino en la Parroquia de Alcalá, en las obras de ensanche de las capillas del baptisterio y del Santo Entierro, cuyo terreno fue obtenido en 1863 de parte de la antigua cárcel, al otro lado de la muralla primitiva (10) y que fueron construidas entre 1863 y 1875 (11)

      Precisamente en la documentación del Archivo Parroquial de Alcalá se conserva un libro titulado Cuentas de Fábrica 1827-1909 donde se recogen los gastos e ingresos de la Parroquia en ese periodo, en el que aparece entre los ingresos del segundo semestre de 1866 la entrada de 500 reales “por la mitad del hallazgo qe se encontró en la obra nueva que pertenece a esta Parroquia” 


      ¿Qué objeto apareció por el que alguien pagó 1000 reales? ¿Quién se llevó la otra mitad, los otros 500 reales? Evidentemente tuvo que ser para los albañiles que encontraron el objeto. Para hacernos una idea de la cantidad que se pagó por el objeto encontrado baste decir que en el mismo año y en las mismas cuentas de la Parroquia encontramos unos gastos de reparación en la Iglesia de la Victoria donde consta que mil ladrillos tenían el valor de 120 reales, una fanega de cal para encalar 12 reales o que la asignación anual para mantener dicha Iglesia era de 2000 reales. Es decir, que con lo que se pagó por el objeto hallado, se podía mantener la Iglesia de la Victoria durante medio año.

      Conviene aquí volver a la información recogida por Marcos Ramos Romero, que menciona al párroco Francisco de Paula Castro y Moreno. ¿Qué tiene que ver con todo esto el párroco, fue el vendedor, el intermediario? Intuyo que Marcos Ramos pudo ver alguna documentación relativa en el Archivo Parroquial y por eso lo menciona. Probablemente el cura, al ver que el objeto aparecido no tenía nada que ver con la Iglesia, decidió venderlo, pero facilitó datos erróneos para evitar cualquier complicación y por eso transmitió al comprador la información del hallazgo en un lugar donde sabía que había restos romanos. En el mismo Archivo se conserva documentación sobre los trabajos arqueológicos llevados a cabo en 1800 por el arquitecto Albisu en la ermita de los Santos Nuevos, donde aparecieron los restos de los Santos Mártires y la lápida conservada en la misma Parroquia, en la que puede leerse: “tiene inmediato en otro montecito vestigios manifiestos de población arruinada, pues se descubren hasta paredes manifiestas y cimientos llenos…”. Esta información estaba al alcance de la mano del párroco. 

      Recordemos también que en la década de los 60 del pasado siglo apareció una piedra con inscripción tallada, en las obras de cimentación de una casa en la calle Miguel Tizón, entre el antiguo Ayuntamiento y el muro que daba a la cárcel vieja, justo a escasos metros de las capillas de bautismo y del Santo Entierro. Esta inscripción, que se cree era funeraria, se conserva en el Beaterio y en ella se podía leer: “L. Aemili… Miceni… Ma…” (12)

Inscripción funeraria hallada junta a la Puerta Nueva y conservada en el Beaterio

      De ser cierta mi teoría (alguien podrá argumentar que son meras suposiciones, pero tampoco hay ninguna prueba que demuestre que el bronce fue hallado en la zona de la Mesa del Esparragal, tal como tradicionalmente se argumenta en la versión “oficial”) habría que situar la Torre lascutana mencionada en la inscripción en Alcalá y no en la citada Mesa, como hacen algunos. Aunque en el citado lugar exista una torre, ésta es de construcción medieval con aprovechamiento de materiales romanos existentes. No hay pruebas para relacionar esta torre con la Turris lascutana mencionada en el Bronce, tal como consta en el cartel que se halla, por cierto destrozado y en el suelo, en la misma. Conviene aquí reseñar que el toponímico Lascut significa pedregal o peñascal, por lo que Turris Lascutana sería “castillo de los pedregales”, coincidiendo plenamente con la traducción del toponímico árabe “Alcalá de los Gazules”, puesto que el vocablo gazul en una de sus acepciones significa pedregal o peñascal. Esta coincidencia puede indicarnos que Alcalá de los Gazules sería la heredera de la Turris Lascutana, asentada sobre el gran monte rocoso de la Coracha, donde afloran las rocas, especialmente junto al torreón del Castillo.

El cerro  rocoso de la Coracha visto desde los depósitos romanos de la Fuente de la Salada
   
      Poco a poco van saliendo a la luz más vestigios romanos bajo la actual Alcalá, lo que parece indicar que aquí había establecida una autentica urbe romana y no una simple torre vigía, como algunos sostienen. Baste recordar que en los trabajos de restauración del castillo, aparecieron restos de cimentación romana bajo el mismo, algunas monedas y fragmentos cerámicos del mismo origen y Madoz en 1845 (13) refiere la utilización de restos romanos en la construcción del torreón: “en cuya fachada, que mira al O. en la esquina de la der. se ve una lápida con caracteres romanos, ininteligibles ya por haberse corroído la piedra… en la cara del E. había, según se dice, otras dos lápidas con inscripción”. Según la opinión de Rodríguez Berlanga, la posición del aro que tiene el Bronce indica que debió estar metido en un eje de bronce, acaso clavado a la pared (14)

      A la existencia de estos restos romanos bajo la actual Alcalá, habría que añadirle los restos del puente romano, (¿construirían los romanos un puente de piedra si en lo alto del cerro de la Coracha solo existiera una torre vigía?), los depósitos de la Fuente de la Salada y los cuatro depósitos aparecidos en 2007 en la calle Alonso el Sabio, con capacidad para almacenar 557,12 m3 de agua, lo que sugiere la existencia de una población importante (15).

Cartel en la Torre de la Mesa del Esparragal
      Mientras estudiosos como Hübner, Rodríguez Berlanga, o Heïss no dudaron en relacionar el bronce con Alcalá y por consiguiente con la ciudad mencionada en el mismo, el reconocido numismático Antonio Delgado Hernández (16) dudaba de esta relación, situando Lascuta no muy lejos del Estrecho de Gibraltar y argumentando que el bronce es un objeto pequeño, de fácil traslación y que “al huir los más comprometidos Lascutanos de la ira de sus antiguos señores, se llevaran consigo y aún escondieran el título de su libertad y por consiguiente la circunstancia del lugar de su hallazgo nada prueba”. Añadía además que de las 15 monedas lascutanas descritas por Heiss, tan sólo de las dos de su colección se podría decir que procedían de Alcalá, puesto que de las demás se desconocía la procedencia. 

      ¡Si el bronce era de fácil traslación, cuánto más unas pequeñas monedas! El propio Delgado Hernández reconoce en su obra que Gaillard encontró una moneda de Ascuta en los alrededores de Sevilla y él mismo encontró 12 en la campiña de Jerez y una en Villaluenga del Rosario. Defendía su argumento diciendo que recolectó muchas monedas por todo el distrito de Alcalá y no halló ninguna de Lascut. 

      Este argumento de Delgado Hernández sobre la ausencia de estas monedas en Alcalá se vino abajo un siglo después, pues en 1979 aparecieron varias monedas romanas y una libio-fenicia de Lascut en las excavaciones realizadas el 22 y 23 de septiembre por el Museo de Cádiz en los depósitos romanos de la Fuente de la Salada. (17) 

Moneda de Lascut

       Otra historia es ya discernir si la Turris Lascutana y Lascuta eran la misma población, que con el paso del tiempo tomó el segundo nombre, o si por el contrario, se trataba de dos poblamientos distintos. 

      Lo que sí está claro es que el Bronce de Lascuta, del que se conserva una réplica en el Ayuntamiento alcalaíno y otra en el Museo arqueológico de Jerez, se ha convertido en nuestro auténtico DNI romano que nos legitima como pueblo con una antigüedad al menos de 2203 años, 


NOTAS 

(10) TOSCANO DE PUELLES Fernando; “La Parroquia”. Cuadernos de Temas Alcalaínos nº 1. 1990. Pág. 14 

(11) RAMOS ROMERO Marcos; Alcalá de los Gazules. 1983. Pág. 331 

(12) Ibídem. Pág. 160. 

(13) MADOZ Pascual; Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de ultramar. Madrid 1845, pág. 375. 

(14) RODIGUEZ BERLANGA, Manuel; “Los Bronces de Lascuta, Bonanza y Ajustrel”. Málaga 1881, págs. 493 y ss. 

(15) MONTAÑES CABALLERO Salvador y Manuel; Primeros hallazgos de urbanismo romano en Alcalá de los Gazules. Revista de Apuntes Históricos y de nuestro Patrimonio 2007. 

(16) DELGADO HERNANDEZ Antonio; “Nuevo método de clasificación de las medallas autónomas de España.” Tomo II. 1871. pág. 162. 

(17) RAMOS ROMERO Marcos; Alcalá de los Gazules. 1983. Pág. 161