sábado, 30 de mayo de 2015

La visita del II Duque de Alcalá en 1571



Ismael Almagro Montes de Oca


       El 2 de abril de 1571 moría en Nápoles Per Afán de Ribera y Portocarrero, I Duque de Alcalá, sucediéndole en el ducado su hermano Fernando, como II duque de Alcalá. En los primeros días de octubre, el nuevo duque hizo una visita a sus posesiones, pasando por nuestro pueblo con su mujer, Juana Cortés Ramírez de Arellano y el séquito que les acompañaban. Aquí se alojaron en su palacio, que daba a la Plaza Alta y sobre el que se fundaría el convento de Santa Clara. Entre las diversiones que se les había preparado, se representó un teatro conocido como la danza de Moctezuma, dejando un sirviente recogido en un manuscrito, fechado en Tarifa el 7 de octubre, todos los incidentes del viaje y anotando el recibimiento hecho en Alcalá. Cabe destacar que la mujer del nuevo duque era hija de Hernán Cortés, el conquistador español que venció a Moctezuma:

      “Despues de haber sus Excelencias comido y dormido, les conbido el ruydo que sintieron en la plaza de palacio á saber que era, y puestos á las bentanas, hallaron veynte de á caballo muy bien aderezados y con muy buena musica de menestriles y trompetas ytalianas, que corrian para descabezar unos gansos que colgados tenian en medio de la plaza de un cordel que la atrabesaba, juego para gente de caballo de mucha destreza y fuerça, y para los que lo viamos de mucho pasatiempo. Esta fiesta acabo la noche, y porque lo que queda della quiero yo pasar en ver una muy gentil mascara de acaballo que vino desta manera. Entró un truhan cantando en verso la prision de montezuma de cuya representacion era la mascara que se hazia; estaban mas de duzientos onbres encamisados y tocados como yndios en el rincon de la plaza de palacio, donde estaba una tienda muy pintada que representaba la casa de montezuma, y él dentro con sus caziques coronados. Alli llegó un Embajador de parte del Capitan General don Hernando Cortés, y sobre muchas demandas y respuestas, vino con ocho caballos y algunos soldados, y salió gran moltitud de yndios con montezuma y sus caziques, retrayéndose unas veces los yndios y otras los christianos con gran grita y alarido de los yndios, hasta que algunos de los christianos dispararon el artillería, cuyo fuego puso tanto temor en los yndios, que se desbarataron, y fue preso montezuma, y subiéronle á las ancas del caballo del marques y asi andubieron dando carreras delante de palacio veynte de caballo con hachas en las manos y bestidos de muy buena mascara, y así se acabó la fiesta á las onze, y se entraron sus Excelencias á zenar. Vbo dende que anocheçio muchas hogueras y gran numero de luminarias por todo el lugar.”

Vestimenta de los actores representando a los españoles en las danzas de Moctezuma

     Al día siguiente, miércoles, asistieron los Duques á la iglesia, donde fueron recibidos con palio y cantado el Te Deum, y por la tarde vinieron á suplicar á la Duquesa que asistiese á una fiesta de toros y cañas que la tenían dispuesta:

     “A las dos oras despues de comer uinieron todos los caualleros y gente principal del lugar á palacio aconpañar a su Excelencia á la plaza a donde fue seruida de yr á pie. Yvan con su Excelencia sus tres hijos, y las damas y dueñas y otras mugeres que en su servicio traen. Llego á la casa que le tenian aderezada en la plaza habia dos ventanas aderezadas de sitiales y almohadas para sus Excelencias y los señores y otras dos de alhombras para las mugeres. Pareziole á mi señora muy bien la plaça, porque cierto estauan en muchas ventanas mugeres que parezian muy bien y tan bien aderezadas como lo pudieran estar las mas principales de Sevilla. En la plaza se andubieron paseando gran rato bestidos de rua mas de treynta de acaballo en muy buenos caballos y jaezes.

      Comenzaronse á correr los toros que fueron muy buenos y bravos. Todos los agarrochearon, y ya que habian corrido tres ó quatro, vino el duque adonde estaba mi señora, solo y sin entrar por la plaça. Venido su Excelencia corrieronse mas toros con grande concurso de gente que yo jamas le vi en ningun lugar. A esta sazon sin mas ruydo del que en la plaza andaba, y los menistriles hazian, entraron el corregidor y tres regidores con la colacion. Cada uno dellos traia dos grandisimos platos de diferente confitura, Sus Excelencias con rostro muy alegre y risueño probaron muy poco de todo, y lo demás se entró á la otra camara a donde estaban las damas y las demas mugeres.

La plaza Alta, escenario de los festejos
      Volvieron estos mesmos de la mesura manera que la primera vez con platos de diferentes conservas, mazapanes bizcochos y cosquillas y pastas que çierto la colaçion fue mucha y muy buena. Y en representandose todo delante de sus Excelencias lo dejaban todo en el aposento de las mugeres. En este medio tiempo siempre hubo toros y música. 

      Acabando sus Excelencias de hazer colacion y estando á la boca de la plaza doze caballeros en tres quadrillas de quatro en quatro con marlotas de terciopelo verde y colorado, y la otra de terciopelo morado y amarillo, y la otra de tafetan naranjado bordado de negro, pasó por mitad de la plaza un caballero moro á la gineta vestido y tocado á lo morisco, muy galan con dos moros por lacayos, y fuese derecho a los caballeros que ya querian entrar en la plaza y dioles un billete del alcayde de Tituan que dezia desta manera:

     «Muley Mahamet Alcayde de Tituan y Xixuan vasallo del Jarife. rrey de fez y de marruecos al señor alcalde mayor de Alcala de los Ganzules…Dios muchas saludes. De algunos mis corredores almogabares he sabido que los Excelentísimos Duques desa villa estan en ella, y que vuestra merced, señor, y otros caballeros cristianos les hazeis muchas fiestas, por la merced que su Excelencia me hizo quando fui su prisionero, querría hallarme a le serbir en ellas, dandome licencia que con mi gente tome un puesto saldré asegurandonos el campo que es lo que aqui os pido sin armas como vosotros salis. Alá sea con vuestra onrrada persona.»

     En recibiendo el corregidor este billete le llebó a sus Excelencias los quales le dixeron que viniese en ora buena. Partiose el moro muy apriesa con esta licencia, y dende a poco entraron doze caballeros moros muy bien aderezados y tocados de una mesma manera a la gineta con sus lanças y adargas, y despues de aver los unos y los otros hecho muy regozijada entrada, jugaron las cañas con el mayor concierto que yo nunca ví, jugaron poco menos de una ora, que un toro que echaron les desbarató el juego. Despues de haber jugado andubieron en caracol gran rato, y esto con tanto concierto, que quisiera mucho que se hallaran presentes cortesanos y sevillanos para su confusion.

     En esto se acabó el dia, y sus Excelencias se bajaron de las bentanas y se fueron á palacio acompañados de todos los caballeros de la fiesta, y dejandolos en palacio, se fueron á sus casas.

     Al día siguiente partieron los Duques con dirección á Tarifa, escoltados por gran número de gente armada que fué proporcionándoles diversiones por todo el camino, ora escaramuzando con fingidos moros que salian de los pueblos inmediatos, ora corriendo toros á campo raso, que con este propósito sacaban de las vacadas.”

Grabado de 1625 del escudo
de Fernando Afán Enríquez de Ribera


NOTAS

       Recogido por Jenaro Alenda y Mira en Relaciones de solemnidades y fiestas públicas de España. Madrid 1903. Pág. 82 y 83. Hace referencia a un manuscrito en folio con seis hojas que se halla en la Biblioteca Nacional. Col. de Jesuitas, t. CXV de Varios, fol. 281. “Copia de carta sin firma ni direccion, en que se dá cuenta de un viage de los duques de Alcalá y marqués de Tarifa, y del recibimiento y fiestas con que fueron obsequiados en las dos villas de sus títulos.”


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