sábado, 26 de noviembre de 2016

A propósito de “Armenia”, marcha del maestro Juan Amador Jiménez



Ismael Almagro Montes de Oca


       El Domingo 20 de Noviembre de 2016 el periódico “La Crónica de Quindio”, editado en Armenia, capital de la región colombiana de Quindio, haciéndose eco de la presencia allí del músico e investigador Javier Miranda publicaba la noticia que, por su relación con Alcalá, reproducimos a continuación.

       Javier Miranda Medina es Doctor en Fenomenología Musical por la Universidad de Málaga, miembro de la WASBE, de la Asociación de Intérpretes y Ejecutantes (AIE), de la Sociedad de Fenomenología Española y miembro de la Academia de las Artes y de las Ciencias de la Música de Madrid, además de Profesor de Música y Artes Escénicas en el Conservatorio Profesional de Música “Ramón Garay” de Jaén y se encuentra actualmente realizando un trabajo de investigación acerca de nuestro paisano Juan Amador Jiménez, quién en 1931 obtuvo por oposición la plaza de Director de la Banda de Música de Marmolejo (Jaén) que actualmente dirige Javier Miranda, quién tras encontrar entre la documentación existente en el archivo de la Banda algunas obras del Maestro Amador, como la que motiva la investigación que actualmente tiene en marcha un trabajo de profundización en las composiciones de nuestro paisano y que, esperamos, verán la luz el año próximo:

“Armenia, una mezcla de bambuco y pasillo

        La historia aquí contenida data del año 1935 cuando Juan Amador Jiménez compositor y músico nacido en Alcalá de los Gazules, en 1903, quien desde 1931 a 1945 ejerciera como director de la Banda de Música de Marmolejo, escribiera una significativa cantidad de obras.


En el centro, Juan Amador Jiménez en 1935

       Entre estas se cuenta una muy especial y que lleva por título: “Armenia-Marcha Regular” tal como reza en el papel original y que tiene de fecha el año de 1935 y que fuera hallada por el hoy director de esta misma banda, el doctor en ciencias de la información Javier Miranda Medina.

       El asunto hasta aquí pudiera ser de poca importancia más no lo es, ya que justamente se trata del hallazgo de un bunde que mezcla a la perfección dos ritmos muy nuestros como son el bambuco y el pasillo, que están contenidos en la partitura original precisamente encontrada por Miranda Medina en medio de los archivos de la banda en uno de tantos y cotidianos días en los que se dispuso a dar orden a las preservadas hojas del citado archivo.

        Lo encuentro por casualidad, como casi siempre se encuentra todo, lo encuentro de forma casual al realizar un inventario de todo el material que tenía en el archivo de la Banda de música que dirijo, donde también hallé otras obras del mismo autor, como pasodobles, pasacalles, marchas de procesión, un intermedio descriptivo, himnos, entre otros”, refiere Javier M. Medina en su desprendida forma de relatar la anécdota que le trae a tierras quindianas hace más de dos meses.

       Comenta además, “Me llamó poderosamente la atención la fecha de escritura de la partitura, la forma de su composición musical ya que es bunde, mezcla de dos ritmos diferentes, en este caso bambuco y pasillo, sin embargo está escrita en un estilo diferente al tradicional como los escribía el maestro colombiano Luis Uribe Bueno”, dice: “No está escrito en 3 /4 sino en 4/4. Cambia la estructura tradicional del bambuco y pasillo como lo hacía Uribe Bueno” y esto cautiva la atención del investigador español Javier Miranda. 

       Para un hombre que dedica la mayor parte de su tiempo a la investigación de fenómenos musicales, a los más importantes autores de escuelas musicales de Europa, que ha dirigido a orquestas y bandas de música dentro y fuera de España, que ha publicado libros y producido varias obras discográficas, un hombre por cuya sangre transita el ritmo de la melodía de la vida misma, un hombre para quien la batuta hace parte de su diario respirar, hallar estos documentos, implica emprender una ruta que le permita comprender las razones, y sobre todo los orígenes, de su contenido. 

       El investigador Javier Miranda, agradeciendo a su directora de tesis, la Dra. Ana Tirado de la Chica, la oportunidad de poder realizar esta investigación en Patrimonio Cultural Musical y acudiendo a las directivas de la universidad de Jaén, considerando la existencia del convenio con la universidad del Quindío, se pone en la tarea de establecer los contactos respectivos con el Centro de Estudios e Investigaciones Regionales (CEIR) de la Uniquindío en el compromiso de generar las condiciones necesarias para su desplazamiento a estas tierras con el fin de dar un buen uso a lo hallado en términos musicales, comprendiendo a profundidad, no solo las razones que llevaron a Juan Amador Jiménez a escribir esta partitura a tantos kilómetros de distancia de esta comarca, que siendo chica, es bastante representativa en el ámbito musical y artístico. Javier Miranda Medina, maestro y director musical, alumno del maestro Enrique García Asensio quien a su vez fuera alumno destacado de Sergiu Celibidache, ejerce su labor docente en España, en el Conservatorio Profesional de Música “Ramón Garay” de la capital jiennense, es director titular de la Banda de Música “Nuestra Señora de la Paz” en Marmolejo (Jaén), además de ser miembro de la Academia de la Música y las Artes Escénicas de Madrid.

       Ahora resta esperar a que el investigador español Javier M. Medina, nos permita conocer las conclusiones de sus análisis que bien podemos entender por el conocimiento de que es portador, que la partitura que escribiera en quien sabe que anhelos don Juan Amador Jiménez, Armenia, ahora salga del anonimato gracias a los magnánimos oficios del maestro Miranda, a quien por cierto, en cuatro ocasiones se le ha invitado a dirigir la Banda de Música Departamental del Quindío, en donde entre otras composiciones se han interpretado: “Armenia” (Juan Amador), “Marmolejo” (Francisco Miñana), “Gala´s Oberture” (Manuel Bonilla), etc., y cuya batuta bien debería ser aprovechada, pues no siempre se puede contar con tan ilustres y conocedores visitantes en esta tierra del verde infinito que sabe abrazar el alma de quien un día ha de regresar como suele suceder con otros que aquí han llegado en la sensible y maravillosa opción de dar de sí aquello que les ha nacido y llevar de aquí muy dentro de su ser, un poco de lo que somos.

Por Judith Cartagena Ospina”


NOTA:  las fotografías no corresponden al artículo publicado en el periódico citado.

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