domingo, 16 de julio de 2017

Un nuevo personaje para la galería de alcalaínos ilustres


Artículo publicado en la Revista de Apuntes Históricos 1995

Guillermo García Jiménez


      Como asiduo lector de libros históricos, y por mi vinculación y contacto con Sanlúcar de Barrameda (mi hijo Paco está casado con una sanluqueña y mi nieto, Guillermo García Santos, nació allí), ha llegado a mis manos la obra de un sabio historiador de aquella ciudad: Juan Pedro Velázquez Gaztelu, Marqués de Campoameno (1710-1784). El libro se titula: HISTORIA ANTIGUA Y MODERNA DE SANLUCAR DE BARRAMEDA, y como transcripción de un manuscrito que se conserva en la Biblioteca del Palacio Real de Madrid, ha sido editado por la Asociación A.S.E.H.A. de Sanlúcar, el año 1992.

      Me ha llenado de satisfacción conocer a través de la obra indicada que el padre de este famoso escritor había nacido en nuestro pueblo, y fue, también, un personaje de alcurnia y abolengo en aquella lejana época.

       Por tanto, me es grato daros a conocer la interesante biografía de este paisano nuestro, y para ello copio la semblanza que Manuel Romero Tallafigo ha trazado de él en dicho libro. Dice así:

LOS PADRES DEL HISTORIADOR

       Creo que es importante dibujar el perfil humano y cultural de los padres de Juan Pedro Velázquez Gaztelu, para entender y valorar algunos sesgos en la labor historiográfica del hijo.

      Su padre, hombre de letras, el licenciado Juan Alonso Velázquez Gaztelu y Morales (1675-1738), natural de Alcalá de los Gazules, estudió leyes en la Universidad de Sevilla, ejerció en Madrid como abogado en los Reales Consejos y casó por poderes en 1703 con la sanluqueña Juana, hija de un lebrijano hijodalgo. Este suegro se había establecido en Sanlúcar y por dote matrimonial había recibido a perpetuidad el oficio vendible tras la incorporación de Sanlúcar en 1646 a la Corona Real, de primer regidor en el concejo de Sanlúcar. Sabemos que su yerno Juan Alonso, padre de nuestro historiador, se convertiría en uno de los cosecheros principales de Sanlúcar y gran exportador de frutos y vinos a América, en especial Nueva España. No sabemos si las fincas le llegaron al abogado por el casamiento con la hija del hacendado Luis de la Peña o por herencia o empresa suya. Suponemos más bien lo primero, y algo de lo segundo.

     En efecto, este lebrijano, abuelo materno de nuestro historiador, y que se llamaba Luis de la Peña y Vela (1652-1728) se había casado tres veces, con una lebrijana, primero, y dos sanluqueñas después. La segunda de estas, abuela de nuestro historiador, llamada Andrea de Perea y Castillejo, era la hija mayor del capitán Juan Roque de Perea que fue regidor perpetuo de Sanlúcar, oficio, que como ya hemos dicho, dio en dote a su hija, para que fuera transmitido, primero a su yerno y luego a su nieto, nuestro historiador, pues así de permanentes, de generación en generación, eran, antes del sistema constitucional, los oficios municipales comprados a la corona en el año 1.645. El abuelo lebrijano de nuestro historiador yace enterrado en el convento de la Victoria de Sanlúcar.


     Este cargo de regidor, pues, lo tomó también su yerno, el alcalaíno esposo de su hija Juana, y padre de nuestro historiador, el mismo año del casamiento, y quedó además, ya establecido en Sanlúcar, además de cosechero de vinos, como Abogado peculiar de la ciudad, como contador de los servicios de millones o impuestos sobre el consumo, cargo este último que compró a su cuñado en 1.708. Luego ejercería como alcalde mayor, en función de su formación jurídica, en 1.717 y 1719, y como corregidor interino también en 1.719. En los años treinta la ciudad le encarga la redacción de unas ordenanzas municipales, que fueron aprobadas en Cabildo, con grandes elogios de los regidores, como aptas para llevarlas a la aprobación del Real y Supremo Consejo de Castilla. El manuscrito borrador de las tales ordenanzas ya se había perdido en 1.750 cuando su hijo, Juan Pedro, las buscó para ayudarse a la redacción de la Historia de Sanlúcar: «Pudiendo sólo decir que pocos años después, se me pidió con instancia, por un juez (a quien tenía gran cuenta que no hubiese ordenanzas, y que desordenó más él sólo en los 19 años que aquí estuvo, que los descuidos de un siglo entero) el borrón que hizo nuestro padre, el que le entregué jovialmente, y nunca lo restituyó, como otros muchos papeles importantes».

      El padre de nuestro historiador también sirvió con sus conocimientos jurídicos a los duques de Medina Sidonia (1722-1724) hasta que la contaduría y la administración ducal pasó a Madrid. En 1.729, cuando Felipe V incorporó a la Corona el Puerto de Santa María, para llevarlo a cabo, Juan Alonso acompañó como secretario y jurista al gobernador de Sanlúcar de Barrameda, Francisco de Escobar y Bazán.

     Juan Alonso Velázquez Gaztelu, el padre, también sería corregidor y alcalde real del Puerto de Santa María, correspondiéndole recibir en ella al rey Felipe V y su familia. Luego siguió en Sanlúcar como consejero de gobernadores y regidor; obtuvo carta de hidalguía en 1.732 y murió en Sanlúcar en 1.738. Fue enterrado bajo las bóvedas de las gradas del altar mayor en el lado de la Epístola, de la Parroquia de Nuestra Señora de la O en Sanlúcar.

      He aquí, pues, algunas interesantes facetas de la biografía de un ilustre alcalaíno que vivió entre los siglos XVII y XVIII.

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