sábado, 19 de mayo de 2018

El Patrimonio artístico-musical de Juan Amador Jiménez (I)



Artículo publicado en la Revista de Apuntes Históricos 2018

Javier MIRANDA MEDINA 

      El objetivo principal del presente artículo es descubrir el Patrimonio Artístico – Musical del compositor alcalaíno Juan Amador Jiménez. Esto se aborda tras una profunda y exhaustiva investigación de su obra musical desde sus primeros pasos hasta su fallecimiento. El artículo se dispone desde una perspectiva histórica para conocer al compositor y expone, con veracidad, cómo vivió, cuál es el legado patrimonial que nos ha dejado a través de sus obras y su pensamiento. 

Introducción 

      Juan Amador Jiménez Músico-Compositor-Director nacido en Alcalá de los Gazules (Cádiz), España. He aquí un artista nuestro de inmensas proporciones y del cual sabemos muy poco. No existe una razón para explicar esta omisión, y lo único que resta es reparar este vacío acercándonos a su carismática personalidad, para reconocer al creador, al maestro, al compositor. 

      De cultura científico-humanista y sabiduría de vida que se adquiere por la práctica atenta de mirar y oír el presente cotidiano y el que trasciende más allá de sí mismo, es lo que encontramos al investigar y departir un momento con este músico alcalaíno de generosa mirada y amplia sonrisa. 

      La primera interrogante es saber qué podría significar para el Maestro Amador ser compositor en la época que le tocó vivir con todos los sucesos y aspectos históricos, sociales, políticos y culturales. He aquí una espontánea respuesta que pasa sobre mi mente para responder a esta primera pregunta: 

“El compositor, es el artista que indaga al infinito acerca de las múltiples escenas musicales y sonoras, e indagar es un privilegio que comparten igualmente el artista y el científico contemporáneo: ambos están en el camino de la investigación. El compositor y el científico moderno tienen esta relación de cercanía que la otorga el acto de investigar; cada uno lo hace en sus mundos particulares”. En otra reflexión podríamos decir que: “El compositor establece un diálogo con el desarrollo de su tiempo vital. Cubre y descubre diversos aspectos de su formación, siempre en tránsito, que se constituyen como sus obras en una serie impredecible. De algunos componentes de juventud, curiosamente tenaces, y navegando en una memoria universal, el ejercicio de componer surge como una adaptación transitoria al oído de los tiempos”. 

      Juan Amador estuvo radicado con su familia en Málaga[1] desde el año 1968 luego de haber permanecido en Alcalá de los Gazules (Cádiz), Lorca (Murcia), Málaga, y las ciudades giennenses de Marmolejo y Andújar respectivamente. Su vida musical se ha centrado fundamentalmente en la creación musical, si bien su iniciación en el mundo de la música desde temprana edad fue primero a través del estudio del trombón, su instrumento principal, y luego de la dirección musical[2]. En Marmolejo en un primer momento y en Málaga después -además de una dilatada labor como trombonista, y compositor- ha realizado una extensa actividad como director musical, desde 1931 hasta su fallecimiento.



       La música desarrollada en la segunda mitad del siglo XX, heredera de la Segunda Escuela de Viena, es la que ha estimulado fundamentalmente, a nuestro parecer, la poética del Maestro alcalaíno. Sin embargo, la música de la tradición europea hasta fines del siglo XIX -aquella representada principalmente por el sistema tonal y popular- ha sido para el compositor el gran bagaje cultural que sostiene su constructo arquitectónico: es el motor que dirige su artesanía. Su vena creativa, no obstante, está relacionada más bien con una imaginería de sonoridad más actual. 

      Desde muy joven se produce en el compositor la síntesis entre la música europea de la tradición académica, expresada en los diferentes estilos, con la música del presente, expresada también en diferentes corrientes estéticas todas ellas relacionadas con los instrumentos tradicionales y con los que brinda la contemporaneidad. Hay que decir que la estructura, la forma de sus composiciones, está entre lo excepcional y lo cotidiano; excepcional por cuanto emplea una estructura poco utilizada en los numerosos pasodobles en forma binaria, ejemplo de ello lo tenemos en «Ayamonte», «Reina de la Serranía», «El Divino Rosal», etc., cuya seña de identidad es la brevedad de los mismos, pensados para ser interpretados en actividades de pasacalle, pues al fin y al cabo, era una de las funciones más cotidianas en las Bandas de Música en las que estuvo como responsable músico; y cotidiano, por continuar la actividad estructural propia de la época en la que vivió: aquí podemos hablar de otras composiciones destinadas a la interpretación en concierto como «Sentir de Guitarra», «El Cenachero», «Gracia Andaluza», «Málaga, vino virgen», o «Amontillado Valenzuela», etc., con la composición de obras cuyo destino no era el pasacalle sino la audición en concierto. Allí organizó sus creaciones con otro sentido distinto amparado en las formas tradicionales. 

       La música del Maestro alcalaíno ha sido la expresión sonora más importante observada en el vasto catálogo del compositor. Gracias a su conocimiento amplio y sólido de la dilatada historia de la música europea, junto a la temprana síntesis de todas las músicas procesadas en su intelecto, además de la imperiosa necesidad de experimentar en el campo de los sonidos y sus fuentes generadoras, pudo llegar al punto preciso de este nuevo camino en la estética de la música actual. El trabajo compositivo de Juan Amador Jiménez ha sido, bajo mi propio análisis del mismo, un ejercicio deliberado de síntesis entre aspectos que aparecen como dispares y a veces antagónicos en nuestra cultura hecha música[3]. El vasto mundo de la tradición musical recopilado por el compositor lo canalizó dentro del mágico universo de las Bandas de Música. 

1. Juan Amador Jiménez: Su Andadura Musical 

1.1. La Banda de Música del Hospicio Provincial de Santa Elena (Cádiz) 

       Nos consta que Juan Amador Jiménez, a raíz de la muerte de su padre, ingresó en el Hospicio Provincial de Cádiz y, al mismo tiempo, entró a formar parte, como trombonista, de la Banda de Música de dicha institución cuando contaba con 10 años[4]

      La gaditana Banda del Hospicio, también conocida como “Banda del Hospicio de Santa Elena”, puede preciarse de ser la Banda Civil más antigua de la provincia pues nos consta se encontraba operativa en la segunda mitad del siglo XIX, erigiéndose durante mucho tiempo en semillero tanto de la Municipal de Cádiz, fundada y dirigida en 1850 por Miguel Rueda y Remuñán[5], como de las distintas bandas militares existentes en la Ciudad[6] 

      Por la prensa de dicho año conocemos algunas de las actuaciones de la Banda del Hospicio en que, suponemos, primeras actuaciones de nuestro músico, así el Diario de Cádiz del 25 de agosto de 1914 recoge la siguiente reseña: “Verbena en la Viña. Segundo día de verbena en el popular barrio de la Viña. La Villa de Madrid puso en la calle Paz unos adornos que fueron muy celebrados. La banda del Hospicio estuvo tocando en la plaza de la Reina y atrajo a numeroso público”. 

       Apenas unos días más tarde, el 18 de septiembre de 1914, la revista “Deportes” la cual está “Dedicada á los aficionados á las Artes, Ciencias, literatura, Sports y de Sociedad”, en su número 76, recoge la siguiente noticia sobre un partido de fútbol celebrado días antes: “El simpático espectáculo sportivo, al que concurrió un crecido y distinguido público, lo amenizó con un escogido y alegre programa, la excelente banda de música del Hospicio.” 

      Como puede inferirse de estas referencias la Banda del Hospicio no sólo era requerida para todo tipo de eventos de la ciudad de Cádiz, sino que además gozaba en el imaginario colectivo de la máxima consideración, erigida en la Principal Banda de Acompañamiento Musical de las diferentes cofradías de la ciudad desde mediados de siglo XIX[7] y muy particularmente del Santo Entierro. 

      Según hemos avanzado en abril de 1914, Juan Amador era huérfano de Padre y si bien desconocemos en qué circunstancias acontece dicha muerte, lo único que nos consta es que aquella no se produce en Alcalá de los Gazules. 

       Sea como fuere, lo cierto es que, María Jiménez Asencio, la madre de Amador, lejos de optar por destinar a su hijo mayor a las labores del campo, como niño jornalero, cabrero, pastor o porquero como tantos otros de su edad en el Alcalá de la época, opta porque ingrese en el Hospicio Provincial quizás consciente de las aptitudes de su hijo para la música y como paso previo a un ulterior ingreso como voluntario en el ejército como ahora veremos.



2. Las Bandas Militares en España 

      Juan Amador Jiménez estuvo en el Servicio Militar[8] activo a raíz de que, contando con 14 años, ingresase como músico educando en el Regimiento de Álava Nº 56. 

      Para conocer mejor cómo se forman las Bandas de Música en los Regimientos Españoles, cómo y en qué circunstancias accedió nuestro protagonista al mundo de las Bandas de Música Militares, tendremos que citar, aunque sea someramente, los antecedentes modernos de las actuales Bandas de Música Civiles y Militares. 

      La historiografía unánimemente coincide en apuntar que, las Bandas de Música Militares, fueron las llamadas “Harmoniemusik”[9], Ensembles de Musique, Harmonies, o Conjuntos de Viento, que tuvieron origen en Les Grandes Hautbois de la Corte de Luis XIV de Francia[10] que, andando el tiempo, se agrandarían en número de instrumentos siendo así como en 1726 estaban formadas por un par de oboes, oboes tenor y fagotes que 63 años después, en 1789, en el marco de la Revolución Francesa llevaría a la creación de la Musique de la Garde National de Paris compuesta por 45 instrumentistas, que aumentaron a 60 un año más tarde y, a todo ello, hemos de añadirle que en 1793 se creaba el Institut National de Musica, que daría lugar, dos años más tarde, al nacimiento del Conservatorio de Paris. 

      En España, por su parte, es de destacar que ya durante el siglo XVIII los Reales Guardias de Infantería contaban con una Unidad Musical que seguía el modelo francés basado en el octeto de viento, sin embargo, hasta 1792 no tenemos constancia de su existencia: “las bandas de los tres regimientos que están de guarnición en esta plaza, que tocaran juntas y alternativamente, marchas y sonatas”, durante una demostración aerostática acaecida en el Real Sitio del Buen Retiro de Madrid en presencia del futuro Fernando VII ”[11]

     Siguiendo con la historiografía de las músicas de banda, tanto civiles como militares, en España, cabe decir que el fin de la Guerra de la Independencia implicaría una honda reorganización del Ejército impulsada por la orden de 2 de marzo de 1815, que crea la figura de los músicos regimentales[12] que luego desarrollaría el Real Decreto de 31 mayo de 1828[13] al establecer que dentro de la Plana Mayor de cada Regimiento debería existir un grupo de doce músicos, incluyendo al Músico Mayor, que ejercería de Director de la Banda de Música aunque también es cierto que, tras sucesivas remodelaciones, en los Regimientos de Infantería los músicos se reducirían de doce a nueve, incluyendo al Músico Mayor[14], complementados por 18 Músicos de Plaza, mientras que en la Infantería de la Guardia Real la música quedaba conformada por quince músicos de contrata y veintiuno de plaza[15], situación que perdurará hasta 1875 en que la Real Orden de 7 de agosto de 1875[16] pone en marcha una serie de reformas legislativas llamadas a regular la situación de las bandas de los Regimientos de Infantería y las charangas de los Batallones de Cazadores que afectarán, claramente, a nuestro protagonista a la hora de realizar las oposiciones tanto para ingresar como para subir dentro del escalafón militar, máxime cuando el Reglamento contemplaba como las músicas regimentales debían componerse por un Músico Mayor y sesenta efectivos, estando divididos en cinco Músicos de primera clase, diez de segunda, veinticinco de tercera y veinte Educandos. 

       Las vacantes a Músicos Mayores, al igual que las de los de Primera y de Segunda, pasaron a cubrirse por oposición, mediante examen a realizar en la localidad donde se hallase el cuerpo ante tribunal presidido por el primer jefe e integrado por tres Músicos Mayores, aunque en el supuesto que no los hubiese lo conformarían el Músico Mayor y los músicos de primera clase de la banda[17]

2.1. Juan Amador Jiménez: Suboficial Músico Militar 

      El 1 de diciembre de 1917, huérfano de padre y después de estar alojado en el Hospicio Provincial de Cádiz durante tres años, en los que había obtenido formación musical en su banda, el 28 de noviembre de 1917 Juan Amador ingresa en él, entonces acantonado en Cádiz, Regimiento de Infantería Álava nº 56[18] en calidad de “…educando[1]9 de música por el tiempo y condiciones vigentes…” a saber “…en clase de educando de música voluntario por el plazo de cuatro años y sin opción a premio…”. 

2.2. El Regimiento de Infantería de Álava nº 56. 

       Apenas tres años después[20], antes de que acabase el plazo en que podía permanecer como educando, encontrándose el Regimiento de Infantería de Álava Nº 56 de Guarnición en Jerez, el 10 de mayo de 1920[21], tras aprobar la oportuna oposición, asciende a Músico de 3ª clase y debe trasladarse a Málaga, ciudad a la que poco después es destinado el Regimiento[22] y donde nuestro músico vuelve a solicitar la permanencia en el ejército por cuatro años más[23]

      Desde allí, el 24 de Enero de 1925, nuestro trombonista marcha a Lorca[24] (Murcia) para participar en las oposiciones a una plaza de músico de segunda convocada por el Regimiento de Infantería España nº 46 que finalmente obtendría[25], de modo que 7 años y 2 meses después de alistarse en el Regimiento Álava como simple educando en música lo abandona para dirigirse a ocupar una plaza de Músico de segunda, dejando atrás innumerables compañeros y amigos así como las enseñanzas de Don Francisco Soler Ridaura, Director de la Banda entre 1918 y 1926 de modo que podemos afirmar que, salvo en los momentos iniciales, durante su permanencia en la Banda de Pavía, Amador siempre estuvo bajo las enseñanzas y a las órdenes del director valenciano[26]

2.3. El Regimiento de Infantería España nº 46. 

       Instalada en Lorca en 1919, procedente de Cartagena, conocemos que el Músico Mayor[27] del Regimiento era Eusebio Rivera Sánchez, así como que en aquellos años formaban parte de la Unidad de Música del Regimiento un plantel muy bueno de profesores músicos entre los que hay que destacar a Mariano Corvi Ruiz y a José García Pagán. 

      Encontrándose en Lorca se producirán tres hechos significativos en la vida de Amador: de un lado en Junio de 1925 se traslada a Málaga para contraer matrimonio con Francisca Lozano Jiménez, con quien tiene cuatro hijos y una hija, y, de otro, en 1926 da a la luz sus primeras obras conocidas :el pasodoble “A Los Toros”[28] y el fox-trot “Besos Locos”[29] y mucho nos tememos que en ello pudieran influir las enseñanzas que recibiera del ya citado Eusebio Rivera[30] que no olvidemos fue un gran pedagogo musical, y, en 1929 escribe el Schottis Castizo «El Manubrio» para el Semanario Gráfico, la Revista, «La Unión Ilustrada» de Málaga y el archiconocido pasodoble «Ayamonte»[31], mientras estaba destinado en Málaga y es que, no podemos dejar de reseñar que tras permanecer 1 año y 4 meses en Lorca regresa de nuevo a la capital de la Costa del Sol. 



2.4. El regreso a Málaga. Los regimientos de Álava 56, Borbón 17 y de Infantería Nº 17. 

      En 1928 regresa de nuevo destinado al Regimiento de Infantería de Álava nº 56 con guarnición en Málaga en el que solicita un reenganche por otros cuatro años que le sería concedido el 14 de enero de 1930, si bien un año más tarde, Orden de 29 de enero de 1931, es trasladado “…en concepto de supernumerario al Regimiento de Infantería Borbón nº 17 de guarnición en esta plaza…”, cuya banda dirigía entonces el Músico Mayor Don Sebastián Cabezas Ramos[32], con todo permanece poco tiempo en esta pues por Orden de 6 de Junio siguiente es trasladado al recién creado “Regimiento de Infantería nº 17”, sin embargo un mes después y a causa de la conocida como “Ley Azaña” de 1931 que, en su intento de reducir el número de efectivos del ejército, el 31 de Agosto de 1931, dejando tras de sí una brillante hoja de 13 años y 8 meses como Suboficial Músico, causaría baja como músico militar aunque también es cierto que, intuyendo lo que podía acontecer, Amador había buscado un nuevo quehacer en la vida civil y desde mediados de marzo de 1930, según reza en el Libro de Actas de Plenos[33] del Ayuntamiento de Marmolejo, había realizado y aprobado las pruebas a Director de la Banda de Música. 

      Estando viviendo[34] en la calle Yépez número 18 (hoy calle Yérpez) y posteriormente en la calle Divino Maestro de Marmolejo (Jaén), escribe las partituras de «Armenia» y «Aguas de Marmolejo» en 1932. En el cuarto trimestre de este mismo año, realiza la grabación de un disco de vinilo titulado «Mis Tres Joyas»[35]. Este vinilo constaba de las composiciones. «Aguas de Marmolejo», «Paquito Vallejo» y «Los Pelaos». Desde el 18 de julio de 1936 hasta el 15 de noviembre de 1939, se vuelve a trasladar a Málaga donde vive en la Calle Pozo del Rey Nº15. Regresa, el 22 de noviembre de 1939, a su puesto como director de la Banda de Música de Marmolejo (Jaén) y, realiza las pruebas a director de la Banda de Música en Andújar (Jaén) en agosto de 1947[36] y está hasta 1968 donde vivía en la Calle Camilo A. Vega Número 6, donde se traslada definitivamente a Málaga a la Calle Emilio Thuiller Número 63 – A, donde estará hasta su fallecimiento el 06 de diciembre de 1973. 

     

NOTAS

[1] Carta de Federico García Lorca, en 1925, a su amigo Melchor Fernández Almagro: «Granada es horrible. Esto no es Andalucía. Andalucía es otra cosa…está en la gente…y aquí son gallegos. Yo que soy andaluz, requeteandaluz, suspiro por Málaga, por Córdoba, por Sanlúcar la Mayor, por Algeciras, por Cádiz auténtico y entonado, por Alcalá de los Gazules, por lo que es íntimamente andaluz. La verdadera Granada es la que se ha ido, la que ahora aparece muerta bajo las delirantes y verdosas luces de gas. La otra Andalucía está viva; ejemplo, Málaga» Del Epistolario Completo, edición de Andrew A. Anderson y Christopher Mauer, Madrid, Cátedra («Crítica y Estudios Literarios»), 1997, pág. 301. 

[2] Así nos consta en el Expediente Militar de Juan Amador Jiménez, p. 2, Archivo Militar de Segovia. 

[3] Para ello, hay que recordar que el compositor Robert Schumann nos dejó un apunte maravilloso: «Oíd con atención los Cantos Nacionales, porque son una mina inagotable en la que se encuentran las melodías más hermosas, que os darán una idea del carácter de los diferentes pueblos» Guillén Martínez, F.: «El Problema de la Música en Colombia», Notas en la «Revista de las Indias», Bogotá, Colombia, 1946, pág. 137.; y, que el compositor colombiano Luis Uribe Bueno, nos recordaba antes de fallecer: «Un pueblo sin banda es un pueblo muerto». 

[4] Así consta en el Certificado del Juez Municipal Suplente del Distrito de San Antonio de Cádiz conservado en el Expediente Militar de Juan Amador Jiménez en el Archivo Militar de Segovia: “Don Ramón de Dolarea y Gómez de Barreda, Abogado de los tribunales de la Nación y Juez Municipal Suplente del Distrito en San Antonio de esta Ciudad, 

Certifico: que entre las actas que se custodian en este Juzgado de mi cargo aparece una por la que Doña María Jiménez Asencio, natural de Alcalá de los Gazules de treinta y seis años de edad, viuda de Manuel Amador León y domiciliada en calle de la Benjumeda número treinta de su libre y espontánea libertad, concede permiso a su menor hijo Juan Amador Jiménez, natural de Alcalá de los Gazules de catorce años de edad y con domicilio en el Hospicio Provincial desde los 10 años, soltero, a fin de ingresar como voluntario en la filas del ejército. 

Y para que conste a instancia de parte interesada se expende la presente en Cádiz a veintisiete de noviembre de mil novecientos diez y siete”. 

[5] Con todo es de hacer constar que el gran impulsor de la misma sería su director Miguel Blanco y Marente, quien el 2-junio-1884 estrena la marcha “La Santa Cruz”; a quien sustituiría, a finales del siglo XIX, José Pérez Rúa al que suponemos como director el 4 de Abril de 1914, momento en que, con 10 años de edad, a raíz de la muerte de su padre, ingresaba en el hospicio, Juan Amador Jiménez. 

[6] Según el periódico de la época “El Comercio” de Cádiz (3-diciembre-1878), en la ciudad “existían 4 Bandas Militares: Ingenieros, -Trasladada de Sevilla a Cádiz a finales de Julio del mismo año-; Artillería, Pavía 50 y la reciente de Soria 9”. 

[7] Junto a ello deberíamos citar que gracias a la labor de su director Pérez Rúa, que copió innumerables partituras de marchas procesionales tocadas en la ciudad ha sido posible conservar piezas como “El Llanto” y “El Sepulcro”, fechadas en 1872. 

[8] Según reza en el Expediente Militar de Juan Amador Jiménez que, gracias a la amabilidad del Teniente Coronel Don Eduardo San Clemente Serrada, del Archivo Militar de Segovia, conocemos en su integridad y en el que se recoge: “Filiación (1ª Subdivisión) del Regimiento de Álava, Nº 56 en su página primera”, que dice así: “Juan Amador Jiménez, hijo de Manuel y María, natural de Alcalá de los Gazules, parroquia de id, ayuntamiento de id, concejo de id, provincia de Cádiz, avecinado en Cádiz, Juzgado de primera instancia de id, provincia de id, distrito militar de la 2ª región, nació el 15 de Octubre de mil novecientos tres, de oficio jornalero, edad cuando empezó a servir 14 años 1 meses y 15 días. Su religión (C.A.R.). Su estado soltero, su estatura un metro 460 milímetros. Sus señas, pelo negro, cejas al pelo, ojos pardos, nariz regular, barba ninguna, boca regular, color moreno, frente regular, aire marcial, producción buena, señas particulares ninguna. 

Fue fuiado como voluntario con destinos a la banda de música 

Tuvo entrada en……………………………………………………………. 

Ingresó en este regimiento en 1º de diciembre de 1917 

Queda filiado en virtud de la presente en clase de educando música por el tiempo de cuatro años, que empezarán a contársele desde el día en que entró en este regimiento con arreglo a instrucciones y órdenes vigentes. Se le leyeron las leyes penales según previene la ordenanza y órdenes posteriores, y quedó advertido de que no le servirá de disculpa para su justificación en ningún caso de alegar ignorancia de dichas leyes. 

Los firmó siendo testigos los que suscriben. 

El Comandante Mayor Acc.        El Sargento          El Cabo                  El Interesado 

Muñoz                                    Diego de la Vega       Domingo Sura      Juan Amador” 

Respecto del Comandante Mayor, si bien la letra es ilegible, estimamos podría ser Muñoz. De cualquier forma creemos oportuno hacer constar que el Presidente del Tribunal que determinó su ingreso como Músico en el Regimiento Álava, en Jerez a 10 de Mayo de 1920, sería el Coronel Don Alfonso Alcayna Rodríguez. 

[9] Según Raoul F. Camus “La Harmoniemusik del setecientos designaba un grupo de viento formado bien por sextetos u octetos de viento formado por diferentes combinaciones instrumentales.” Cfr: Camus, R.F.: “Military music of the American Revolution”, Chapel Hill, University of North Carolina Press, 1976, p. 29. 

[10] Conjuntos que propiciaron que, andando el tiempo, grandes compositores como Héctor Berlioz escribiesen, tratados de instrumentación y orquestación Grand Traité d´instrumentation et d´orchestration moderne. 

[11] Según publica el Diario de Madrid de 11 de agosto de 1972 

[12] Unos músicos que según recoge Fernández Vicedo, F.J.: “El clarinete en España: Historia y repertorio hasta el siglo XX”, (Tesis doctoral s.p.), Universidad de Granada, 2010, p. 149, pasaban a estar encuadrados “dentro de la Plana Mayor del regimiento, en el primer batallón, donde se encontraba el Tambor Mayor y los músicos”. 

[13] Decreto que a un tiempo suponía una reorganización del Ejército con una Infantería compuesta por veinticuatro Regimientos, divididos en diecisiete de línea, seis ligeros y el Fijo de Ceuta, como el establecimiento de una Banda en cada regimiento. 

[14] Aunque esta formación se complementaría con dieciocho Músicos de plaza, hasta sumar veintisiete individuos. 

[15] Llegados a este punto es necesario señalar que esta dicotomía entre los músicos de contrata y los de plaza no era específica del ejército español, antes, al contrario, era una práctica generalizada en la mayoría de los ejércitos europeos en los que la mayor parte de las bandas eran contratadas. 

[16] “España. Real Decreto de 10 de mayo de 1875”. Gaceta de Madrid, 11 de mayo de 1875, Nº 131, p. 395. Dicho Real Decreto quedó configurado por once artículos, en los que las músicas pasaban a estar compuestas por un Músico Mayor y una plantilla conformada por Músicos de primera, de segunda, de tercera y Educandos que correspondían, respectivamente a Sargentos primeros, Sargentos segundos, Cabos primeros y Soldados del cuerpo en que sirvieran. Sus plazas se cubrían por voluntarios filiados por tiempo fijo y por individuos de tropa según su mérito. 

[17] 17 Ibíd. pp. 9- 10. De cualquier modo, hay que dejar constancia que este era el contexto donde se enmarcaba la situación de las Bandas Militares en España, aunque todo esto se reformó entre 1910 y 1931, período en el cual, nuestro protagonista, Juan Amador Jiménez, estuvo como músico militar. 

[18] La Banda de Música del Regimiento de Álava, fundada en Cádiz en 1877 y conocida hasta 1896 como “Banda de Música del Regimiento de Infantería Álava nº 60”, aunque en otros lugares le llamen Álava nº 56. 

[19] Expediente Militar de Juan Amador Jiménez, p. 2, Archivo Militar de Segovia. En este momento medía un metro con cuarenta y seis centímetros mientras que pesaba cuarenta y un kilogramos. 

[20] En el ya mencionado expediente militar se recoge así: “En la plaza de Jerez de la Frontera (Cádiz) a los diez días del mes de mayo de mil novecientos veinte y bajo la presidencia del Señor Coronel Don Alfonso Acayna Rodríguez, actuando de secretario el Capitán Ayudante Mayor Don José de la Vega Párraga y como jurado el Músico Mayor de este Regimiento Don Francisco Soler Riclama y músico de 1ª clase Don José Vallejo Castro, se constituyó el tribunal de exámenes para cubrir una plaza de músico de tercera clase que existe vacante en la Sección de este Cuerpo según se dispone en el apartado tercero del artículo noveno del Reglamento de Músicos aprobado por Real Orden de siete de agosto de mil ochocientos setenta y cinco (Ch Nº 706). 

La mencionada vacante fue anunciada en la orden del cuerpo del día tres del corriente mes presentándose a concurso el educando de este Cuerpo Juan Amador Jiménez y procediéndose a su examen con arreglo al programa afrontado por Real Orden de primero de agosto de mil ochocientos ochenta y tres y, efectuando con el “trombón” varios ejercicios con lucimiento y maestría, por lo que el tribunal acordó adjudicarle la plaza de músico de tercera clase toda vez que no existe personal aprobado en los concursos anteriores. 

Y para que conste y surta los efectos correspondientes se extiende la presente acta que firman los señores antes citados en la expresada plaza, día, mes y año. 

El músico de 1ª clase El Músico Mayor El Capitán ayudante Mayor 

José Vallejo Francisco Soler José de la Vega 

Presidí 
El coronel 
Alfonso Acayna Rodríguez” 

[21] 2 años y 4 meses después del ingreso de Amador como voluntario educando en Cádiz,encontrándose el Regimiento acantonado en Jerez y después de realizar “…con el “Trombón” varios ejercicios con lucimiento y maestría…” a criterio de un tribunal en el que la parte musical corría de cuenta del músico de primera clase del Regimiento José Vallejo Castro, siendo así como deja de ser voluntario para convertirse en músico profesional del Ejército Español. 

[22] De acuerdo con lo dispuesto por la Orden de 3 de octubre de 1920, momento en que ya es oficialmente Regimiento de Infantería Álava nº 56, manteniéndose con dicha denominación y emplazamiento hasta su desaparición en 1931. 

[23] El 8 de abril de 1922, el coronel, previo informe de la Junta de Reemplazo, otorga el “reenganche” por cuatro años más que Amador había solicitado. 

[24] “De guarnición en Málaga hasta el 24 de enero que marcha a Lorca (Murcia) al objeto de tomar parte en las oposiciones para músico de 2ª anunciada por el Regimiento de Infantería España Nº 46, regresando a Málaga y 29 y quedando de aquel servicio. Según oficio Nº 1919 fecha 6 de febrero del Gobierno Militar de la Plaza es Excmo. Sr. General encargado del despacho del Ministerio de la Guerra en telegrama del día anterior ordena la baja de este músico de 3ª en este Regimiento de Álava y el año en el mencionado de España Nº 46 por fin del citado mes de enero, por haberle otorgado la plaza de músico de 2ª. 

El comandante Mayor” 

[25] Amador conocería que había conseguido la plaza el 6 de febrero de 1925 por Telegrama del Ministerio de la Guerra en que le comunicaban además que, tras 4 años y 10 meses como músico de tercera adquiría la condición de músico de segunda. 

[26] Este músico nacido en Albaida (Valencia) en 1867, se hizo conocido por ser el primero que incorporó las cornetas en las marchas de Semana Santa. Se le conocen cuatro marchas: “Grave”; “Marcha fúnebre”; “A la memoria de doña Amalia Peinador” (1901) y a la “Memoria del General Chinchilla” (1902). 

[27] Es oportuno reseñar que en esta época a la figura de los Directores de Bandas Militares se les denominaba “Músicos Mayores”. 

[28] Escrito, según reza en el final de la partitura firmada por el compositor, el 17-3-1926. 

[29] Escrito, según reza en el final de la partitura firmada por el compositor, el 19-3-1926. 

[30] Nacido en Salamanca en 1889 cursó la carrera de trompa y dirección de orquesta en el Conservatorio de Madrid, encontrándose entre los músicos fundadores de la Orquesta Sinfónica de Madrid, actividad que dejaría al obtener plaza como Músico Mayor del Ejército en 1920, tras su destino en la Banda del Regimiento España en Lorca pasó a Málaga, donde se encontraba cuando fue retirado por la llamada “ley Azaña” de 1931. Dedicado a la actividad civil fue uno de los impulsores y fundador, en 1932, del Cuerpo Nacional de Directores de Banda. Director de la Banda Municipal de Almería desde 1941 a 1959 se jubiló en este último año dejando tras de sí un importante número de publicaciones sobre pedagogía musical, así como numerosas composiciones entre las que destaca “Cristo de la Buena Muerte”, de 1955. Falleció en Valencia en 1961. 

[31] Tras haber estado en la citada población tocando en las Fiestas Patronales de la Virgen de las Angustias, según reza en el Boletín del Colegio Oficial de Directores de Bandas Civiles, N.º 183, abril de 1961, portada y pp. 3-4. 

[32] Quién puede preciarse de ser el autor de la más antigua marcha procesional malagueña, para banda de música, “Stabat Mater” compuesta para Nuestra Señora de Consolación y Lágrimas, de la Hermandad de la Sangre, como respuesta al nombramiento del Regimiento como Hermano Mayor Honorario de la Archicofradía. 

[33] Libro de Actas de Pleno del Excmo. Ayuntamiento de Marmolejo N.º 22 (1928 – 1930). Archivo Municipal de Marmolejo. 

[34] Expediente de Concurso de Personal (1926/1946) del Ayuntamiento de Marmolejo. Carpeta 490/0 (1930-1933). Plaza de Maestro-Director de la Banda Municipal de Marmolejo. Archivo Municipal de Marmolejo. Signatura 2.04.03.01 

[35] Registro General de la Propiedad Intelectual de la Dirección General de Bellas Artes. Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos. Obras Inscritas en el Cuarto Trimestre de 1932. Apunte de Registro Número 67.207. Gazeta de Madrid N.º 3 del 3 de enero de 1934, página 51. 

[36] Aunque no coge la plaza en propiedad como Titular de la Banda de Andújar hasta 1953. Boletín del Colegio Oficial de Directores de Bandas Civiles, N.º 183, abril de 1961, portada y pp. 3-4. 


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